Javier Cárdenas ss.cc. fue invitado por la Comisión Nacional de la Pastoral Rural de la Conferencia Episcopal, a participar del II Encuentro Mundial de Movimientos Populares (MMP). Junto a una delegación chilena de 42 personas, se reunieron con el papa Francisco en Santa Cruz de la Sierra. Aquí su testimonio de esa experiencia. Ver encuentro completo en Youtube.
Fui partícipe del 2° encuentro de MMP (Movimientos Populares) junto a una comisión chilena de 42 personas aproximadamente en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra los días 7, 8 y 9 de julio. Con motivo de la visita del papa Francisco a los países más pobres de América del sur como son Ecuador, Paraguay y Bolivia. En este sentido nos reunimos movimientos populares de todo el continente y de otros países del mundo. Ahí tuvieron voz y escenario los grupos más pobres del mundo: cartoneros, papeleros, pescadores, indígenas, recolectores, mineros, campesinos sin tierra, temporeras, mujeres excluidas, cooperativas, jóvenes pobres, etc.
El trabajo en los grupos y las exposiciones estaban encausadas hacia el derecho sagrado de las tres “T”: Tierra; Trabajo y Techo. Uno de los objetivos era entregar un documento realizado por estos movimientos para ser entregado al papa Francisco al final de la jornada. Y así fue.
Quizás lo que dio el broche de oro fue el encuentro y el discurso del papa a los MMP el día 09 de julio: él mismo comienza constatando el enormesufrimiento y dolor de los más pobres de la tierra y que a él mismo le duele, y a Dios también, este dolor.
Además afirma que se necesita un cambio de estructuras ya que este sistema económico actual ya no se aguanta más, porque va creando tristeza e insatisfacción. El tiempo parece que se está acabando. El papa les dice a los MMP que ellos pueden hacer mucho, los pobres ya hacen mucho y el futuro del mundo (en parte) está en ellos.
Aquí la opción es generar procesos de cambio, donde estos movimientos son pequeños brotes de ternura que llegarán a ser algún día bosques tupidos de esperanza. Ejemplo de ello es la Virgen María, muchacha humilde y sencilla que está en la periferia, está sin techo pero es aquí donde Dios se encarna con mayor fuerza para ser signo de esperanza y justicia.
Francisco señala tres tareas o desafíos importantes:
I) Poner la economía al servicio de los pueblos, no una economía que excluye y mata, sino una economía que es una verdadera administración de la Casa Común. Es aquí donde los MMP tienen una labor fundamental creando alternativas de trabajo: recicladores, fábricas recuperadas, etc.
II) Unir nuestros pueblos en la paz y la justicia, donde ningún poder tiene el derecho de privar a los países pobres de su soberanía. Aquí se refiere a construir una “Patria Grande”. Los MMP estamos llamados a cuidar esta unidad. El papa pide perdón por lo pecados pasados y actuales cometidos por la iglesia especialmente en el período de la conquista. Pero donde hubo pecado sobreabundó la gracia a través de obispos, sacerdotes y religiosos que dieron la vida por una mayor dignidad de los pueblos.
III) Este punto es el más importante: defender a la Madre Tierra, la Casa Común que está siendo devastada y no hacer nada es un pecado grave. Afirma que el futuro de la humanidad no está únicamente en las elites sino que está fundamentalmente en los pueblos, en la capacidad de organizarse.
Termina el discurso desafiándonos a soñar: “ninguna familia sin techo, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ninguna persona sin dignidad, ningún pueblo sin soberanía, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez”.