Una crisis que duele

Por Alex Vigueras Cherres ss.cc., Superior provincial

¡Cómo duele esta crisis de la Iglesia chilena! La confianza en nosotros es muy baja y sigue bajando. En otros tiempos le echábamos la culpa a una campaña orquestada desde fuera por quienes querían destruir la Iglesia, pero creo que esta vez nosotros mismos somos los responsables: nos hemos encerrado, no hemos sabido entablar un diálogo abierto ni hacia afuera ni hacia adentro de la propia Iglesia; no hemos sintonizado con los nuevos tiempos, no hemos entendido las nuevas preguntas que se han instalado en el corazón de la gente.

El año 2013 participé en la II Asamblea Eclesial Nacional. Allí tuve la oportunidad de sentarme en torno a una mesa redonda con obispos, otros sacerdotes, laicos y laicas, religiosos y religiosas. Tuvimos tiempo para escucharnos, dialogar abiertamente, discrepar. Ahí pensé: “Así debería ser siempre la Iglesia…como este encuentro en esta mesa redonda”.

Solo un espíritu de apertura nos sacará de esta crisis. Lo peor sería refugiarnos en los templos, protegernos detrás de las vallas papales, pretender seguir viviendo del prestigio de antaño. Sentarnos a la mesa a conversar con quien sea el tiempo que sea necesario. Dejar que aparezca la rabia, el dolor, las perplejidades…la esperanza. Y, aunque sea heridos y en harapos volver a comenzar.

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