Fuente: SS.CC. Picpus
Durante los días 12 y 31 de julio 2015, se realizó la sesión Poitiers*. Participaron 14 hermanas y 14 hermanos, fundamentalmente quienes ya son formadores o lo van a ser. La sesión se realizó en tres lugares y con una misión por lugar: en Poitiers, la iglesia herida y en salida (12-23); en Lovaina, la misión y carisma ss.cc. que se encarnan en Damián (23-26) y en Picpus, el sueño de la comunidad misionera ss.cc. de nuestros fundadores (26- 31).
Su organización y acompañamiento estuvo a cargo de un equipo de hermanas y hermanos de los gobiernos generales: Alicia Mamani, Gregoria Marín, Camille Sapu y Alberto Toutin.
Sus objetivos eran ofrecer un espacio de renovación espiritual a los participantes mediante la reflexión, estudio y visita de los lugares vinculados a los orígenes de la congregación y a su encarnación en la figura de Damián, y reflexionar sobre la manera de iniciar a las hermanas y a los hermanos de la formación inicial en la espiritualidad de nuestra congregación.
De este modo se buscaba responder a una necesidad sentida en general en la congregación de poder ofrecer un espacio de formación de formadores en los elementos centrales de la espiritualidad ss.cc.
Nos animaba además la convicción de que lo más transformador en una persona es cuando hace una experiencia espiritual de encuentro personal con Dios. Esto es particularmente importante en los formadores quienes están llamados a acompañar a las hermanas y hermanos en el camino espiritual en la congregación.
Pedro León, como encargado del equipo de formación de nuestra provincia, asistió a la Sesión Poitiers, y nos contó cómo fue la experiencia.
¿Cómo fue la experiencia para ti?
Fue una oportunidad para conectarme con la reflexión en torno a la formación, para saber lo que están haciendo los hermanos y hermanas de otras provincias, y es un insumo para la reflexión aquí en chile.
Yo diría que, no solo en la formación, hace falta compartir en nuestras obras algo más de nuestra espiritualidad, sobre los fundamentos de nuestras opciones, que también tienen mucho que ver con nuestro carisma fundacional y con el tomar contacto con el contexto del cual surge la congregación. Yo creo que ahí podemos seguir avanzando en las obras y también en la formación, tener más contacto con ese nivel de insumos para responder hoy desde nuestro carisma a los desafíos, yo creo que por ahí hay un tema al que se le puede sacar más provecho..
También valoro mucho este nivel de conocimiento e intercambio internacional. Saber lo que están haciendo en la formación de otros lugares, conocer los desafíos y cómo están respondiendo es también algo que ayuda mucho. Y después también a nivel metodológico, una cosa es leer los libros, cosa que tuvimos que hacer, y otra es tomar contacto visual, experiencial con la historia fundacional nuestra.
¿Qué momentos fueron más significativos?
El equipo que estaba a cargo nos planteó algunos desafíos como por ejemplo visitar la tumba de Damián, o hacer una experiencia de contemplación en la ciudad, que fue muy bonita. Visitamos 5 santuarios en París, donde el ejercicio fue irnos por el día, nos dividimos en grupos, a visitar esos lugares y a contemplar cuál era la situación, la experiencia más vital de la gente que llega a esos lugares, qué buscan, entonces ahí en el silencio, contemplar, así como Jesús en el templo vio a la viuda que echaba su monedita, nosotros también estábamos llamados a contemplar lo que veíamos, cómo llegaba la gente a esos santuarios. Yo fui al Sacre Coeur. Estábamos en el templo mismo, y también en el entorno, veíamos cómo llegaba la gente y cómo llegaban a veces a algo más turístico. Esa es una iglesia donde hay adoración todo el día. Me conmovió ver a un papá que era ciego y que llevaba a sus dos hijos. Él se paró en la puerta de la iglesia, y los invitó a mirar París, porque la iglesia queda en una colina. Luego sacaron fotos y entraron con mucho respeto a la iglesia y se quedaron en una esquina para rezar. Después vi a una mujer enana que subió, no sé cómo, las escaleras, pero se veía que ella querían llegar arriba. Se quedaron ahí, claramente iban con un objetivo religioso.
Había un homenaje ahí a unas religiosas carmelitas asesinadas en la guillotina en la revolución francesa. Había un lugar especial que lo recordaba como una forma de hacer conciencia pública en ese espacio.
Otra experiencia bellísima fue que pasé mi cumpleaños en el Granero, fue un regalo tremendo. Al otro día, después que hicimos toda la noche adoración, renovamos nuestros votos al lado de una encina que hay plantada en el mismo terreno del granero, y luego, al igual que el fundador, nos fuimos caminando 5 kilómetros en dirección a Coussay-le-Bois, de donde es originario el fundador. Ese día había lluvia, fue una caminata muy intensa, muchos tomamos contacto con nuestra oración, con nuestra llamada original, con la frescura del llamado y contacto con nuestro fundador.
* Ver detalles gráficos de la sesión en el blog de la sesión Poitiers http://poitiers20015.blogspot.it/