Por Alex Vigueras ss.cc.
Hay un aspecto que está en juego en la crisis de Chiloé, y es un aspecto muy delicado: la confianza.
Algunos dicen que la marea roja, en la intensidad que se ha manifestado, ha sido provocada por el vaciamiento de desechos de las salmoneras a pocos metros de la costa de Chiloé. Otros sostienen que es imposible que un fenómeno de tal magnitud pueda ser atribuido a esa causa.
Es ahí donde nos preguntamos: ¿Es que acaso no tenemos los medios técnicos para establecer o desestimar ese nexo causal?
Y se nos viene la sospecha de que podría haber poderes fácticos actuando, impidiendo que se establezca ese nexo, pues sería el fin de la industria salmonera. Desconfiamos de la prolijidad del control de la subsecretaría de pesca, cuyo control se basaría en informes entregados por las propias salmoneras, informes que habrían sido distorsionados según su propio interés.
La desconfianza, entonces, se instala: ¿es que las instancias de control están demasiado influenciadas por las mismas empresas salmoneras? ¿Es que acaso se suavizan los controles para no arriesgar una crisis mayor?
Y así, una vez más, como una película que ya vimos antes, el bien común, el cuidado del medio ambiente, la situación de la gente, pasan a segundo plano.
Quebrar la confianza es muy simple, se hace rápidamente…reconstituirla demora mucho tiempo. Y eso es lo grave.
Necesitamos volver a creer, necesitamos estudios externos que, desde una posición de neutralidad, nos digan una palabra creíble acerca de lo que está pasando en los mares del sur.
