Fuente: Blog Misión Atacama
Como un éxito fue catalogado el desarrollo del reciente censo de población y vivienda en nuestra comuna de Diego de Almagro. La cobertura fue total, gracias al compromiso de los censistas previamente inscritos. Entre ellos, los cuatro miembros de nuestra comunidad religiosa SSCC. Finalmente, Gabriel fue enviado a censar a una comunidad de la etnia originaria colla, hacia el oriente montañoso de nuestra ciudad; y Javier, Rafael y Enrique permanecieron en la capital comunal censando en la llamada Villa de Emergencia, surgida a raíz del aluvión de marzo de 2015.
Nuestra experiencia fue muy positiva. Cumplimos ampliamente el doble objetivo de colaborar socialmente con la comuna y de conocer más concretamente la realidad en la que estamos insertos. La acogida de la gente fue muy atenta y cordial. Se notó el hecho de estar cumpliendo con un gesto republicano que nos involucraba a todos y para el beneficio de todos. Recogemos a continuación algunas expresiones de los propios hermanos.
(Rafael) ¡Fue una experiencia muy buena! No solo nos permitió aportar en algo tan importante para el país, sino que, además, fue una excelente oportunidad para conocer más familias dieguinas y así sentirnos cada vez más involucrados y pertenecientes a este pueblo.
(Javier) Me llamó la atención que la mayoría de las personas encuestadas eran matrimonios jóvenes y la mayoría de los niños esperaban con ansias y alegrías al censista que se acercaba a su casa. Otro punto que me llamó la atención fue que las personas se sentían profundamente tomadas en cuenta; incluidas, sobre todo, las personas extranjeras.
(Gabriel) Gocé realizando un censo de una manera muy familiar en medio de las pocas familias colla que están en la montaña. La gente estaba muy preparada. Esperaban el censo, antes de dedicarse a sus tareas diarias del cuidado de cabras, de sus pequeñas huertas y de sus trabajos mineros.
(Enrique) Las familias que me correspondió censar eran grupos familiares de escasos recursos, víctimas del aluvión. Varias veces las respuestas formales a las preguntas del censo fueron acompañadas de confidencias personales de la gente respecto de sus necesidades y anhelos. Fue hermoso recorrer nuestras calles como un ciudadano más, común y corriente, en un servicio anónimo del que nadie debería restarse. De paso, pudimos conocer algo más de “dónde estamos”, y de aquellos con quienes queremos compartir nuestra vida y nuestro servicio.