Sexto domingo de Pascua

Por Fernando Madrid - Equipo de gestión Colegios SS.CC.

Hch 8,5-8.14-17; 1 Ped 3,15-18; Jn 14,15-21

En este texto del evangelio de San Juan, Jesús nuevamente pone a prueba nuestra fe, anuncia que él no estará con nosotros, pero que recibiremos a quien no conocemos, ni vemos, y que será el Espíritu de la verdad.

Resulta difícil decirle a Jesús que le creemos, pues más bien somos de la idea de “ver para creer”, ¿será una buena persona?, veamos cómo actúa; ¿será un buen amigo?, le pondremos a prueba; hemos dejado de creer en lo que los demás nos dicen, es cierto que muchas acciones de personas nos llevan a la desconfianza, pero no será mejor partir de la confianza. Confiar en esta promesa de Jesús.

Pese a todas nuestras dudas, Jesús insiste en no dejarnos desamparados, vuelve aunque lo crucifiquemos, vuelve aunque lo neguemos, vuelve pese a la guerra y la injusticia, y nosotros ¿somos capaces de volver a Jesús, cuando no nos sentimos acogidos o acompañados por él?

Jesús no solo se compromete. Como padre, necesita que le amemos y como todo amor debe manifestarse. Los padres de un recién nacido, manifiestan su amor en los cuidados que le dan, para un amigo, es el saludo diario, etc. Para Jesús y su padre, ese amor lo manifestamos a través del seguimiento de sus mandamientos, es un camino desafiante y cierto para llegar a él.

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