Un pequeño gesto para el hombre, un gran gesto para la humanidad

Por Alex Vigueras ss.cc.
Superior Provincial

El jueves 24 de agosto en la ciudad de Rubí en Cataluña, el imán de la ciudad, Dris Salym se abrazó con Javier Martínez, padre de Xavi, un niño de tres años que fue atropellado en el atentado terrorista en las Ramblas, Barcelona. Junto a Xavi murió también su tío abuelo.

En ese abrazo, el padre de Xavi y el imán lloraban. Eran tantas las razones para llorar…

Un simple abrazo, un pequeño gesto, ¡pero de un significado tan grande! Ese abrazo parecía gritar al mundo entero: ¡somos hermanos! ¡Los musulmanes no son nuestros enemigos! ¡No se nos está permitido el odio!

El padre de Xavi, en medio de la pena, la indignación, el desconsuelo, quiso ir a visitar al imán de su pueblo, no para recriminarlo y gritarle su odio en la cara, sino para abrazarlo; regalándonos así un poco de luz en medio de tanta oscuridad.

Todos somos hermanos… todos. Este es, tal vez, el aprendizaje más difícil de la vida y el más urgente.

¿Qué gracia tiene abrazar a quien amas y te ama? Al que te hace daño, al que quisieras eliminar de la faz de la tierra, al diferente, al que te asusta, al que no conoces… a ese abraza.

Y tu abrazo será una luz de vida y esperanza.

 

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