Compartimos la homilía del Superior Provincial René Cabezón ss.cc. en la eucaristía de la pascua del padre Miguel Cabello. También compartimos algunas condolencias que nos han llegado.
MIGUEL CABELLO PIERI SS.CC.
(24 de noviembre de 1923-11 de noviembre de 2017)
Este hermano, porteño, nacido el 24 de noviembre de 1923, se crió en la ciudad puerto donde cursó sus estudios primarios y secundarios en el colegio SS.CC. de Valparaíso, ingresando a nuestra congregación, el 6 de enero de 1941, a la edad de 17 años.
Después de recibir los ministerios y órdenes y el presbiterado, fue designado a su primera tarea educativa en el colegio SS.CC. de la Alameda. Pareciera que esta destinación y tarea educativa marcó para siempre su vida, pasando por los colegios de Viña del Mar, Concepción y Manquehue, donde terminó siendo su rector (entre los años 64-66).
Con toda la efervescencia del concilio y post concilio, Miguel se abre a otros campos de servicio eclesial, pero todos muy marcados por esa vocación genuina de maestro.
Es así, como después de varias capacitaciones en el ámbito de la planificación, en ella, encontró una nueva manera de servir a la iglesia y sus instituciones educativas y parroquiales. Por eso, lugares como el CELAM, en Bogotá, lo tendrán en la década de los 70 e inicio de los 80, como un perito muy consultado y conocido en toda América Latina en los ámbitos eclesiales. Desde esa época, el padre Miguel no parará de moverse a lo largo de Chile y Latinoamérica compartiendo su sabiduría y ayudando a descubrir los roles del laico en esta etapa de la iglesia, o su complementariedad con los consagrados, etc.
Dentro de su capacidad creativa y de planificación pastoral y organizacional, Miguel, creará dos organismos de asesoría pastoral, el SERPLAN (Servicio de Planificación (desde 1975-1981) y posteriormente este organismo muta a CEPLANE, Centro de Planificación Eclesial (hasta 2005).
Podríamos decir que esta última etapa, debido a su amplio conocimiento adquirido en América Latina y sus años en este ámbito, le dieron un gran peso específico que lo llevó a ser consultado y solicitado desde la Conferencia Episcopal chilena hasta las diócesis más diversas de nuestro país. También en la vida consagrada, desde la Conferencia de Religiosos de Chile (CONFERRE) y la Conferencia de Religioso de América Latina (CLAR), así como por muchas congregaciones de religiosas y religiosos. Participó en capítulos provinciales y generales de muchas de estas agrupaciones religiosas. En el mundo educativo, estuvo en muchos seminarios de educación católica y asesorías escolares.
Miguel fue un pionero en la vida eclesial de toda esta hermosa y fructífera labor, de la que debemos estar agradecidos por tanto bien realizado en los ámbitos educativos y de evangelización parroquial, pues le dio un nivel de profesionalismo que abrió todo un camino e hizo escuela. Se merece un gran aplauso.
Sin duda aquí nace hoy, una vez más, las gracias al padre Miguel por este gran aporte brindado a la tarea educativa y evangelizadora, de un profesionalismo y seriedad encomiables.
Mirando esta última etapa de la vida sin brillo y éxito pastoral, Miguel pareció asumir la vida de Jesús desde el silencio y entrega en su propio Gólgota, peregrinando con su propia pasión, que lo preparó para esta pascua que hoy deseamos para él.
Estos últimos años, las fuerzas físicas de su cuerpo fueron decayendo, viéndose estas muy mermadas por una anemia generada por la leucemia que lo acompañó y que estoicamente decidió asumir sin medicamentos extras. Él no quería alargar la vida con una mala calidad de vida. Así casi llegó a los 94 años de una fructífera vida.
En lo más reciente el padre Miguel tuvo una caída que le supuso una operación de cadera, y en su estadía hospitalaria formó escaras o heridas que se fueron haciendo muy grandes y graves, debido a su anemia y leucemia, siendo cauda de dolorosas molestias que los enfermeros y cuidadoras supieron amainar. Cuando uno lo visitaba y le preguntaba, él respondía que estaba bien y agradecía la visita.
Mirando la vida de este hermano, tiendo a pensar que en estas graves heridas podríamos sintetizar dos grandes pasiones y dolores que lo acompañaron y que supo combatir con la misma serenidad con que lo vimos hasta el final:
La fraternidad en el país.
La pasión por Chile y su democracia. El padre Miguel sufrió y se condolió cuando se quebró nuestro orden democrático. Como consecuencia de eso, por esas situaciones lamentables de la vida nacional, Miguel fue detenido por cerca de 2 semanas -en un raro episodio del que no hablaba mucho- y fue llevado a los calabozos del temido regimiento de Tejas Verdes, donde muchos chilenos torturados no volvieron con vida. Esto sucedió al regresar a Chile de un curso que había dictado en Colombia. Alguien lo había denunciado por estar criticando, en el exterior, al gobierno militar. Sin duda esta fue una dura experiencia que lo marcó y lo unió a una primera llaga de muchos chilenos y de esas secuelas que aun no superamos como país.
La fraternidad en la educación.
Esta herida también sigue abierta, por la mala educación pública chilena. Esta llaga pasa por la inequidad, la mala calidad de la educación para vastos sectores de nuestra mal repartida sociedad, los métodos y los educadores, así como la organización escolar. Miguel empezó con otros profesionales a realizar minuciosos análisis y diagnósticos de la realidad escolar para realizar buenas acciones remediales. A esto dedicó toda una vida. Creó y participó en centenares de seminarios de capacitación donde procuró compartir lo aprendido en su paso por nuestros colegios.
Pidamos a Miguel que ruegue a Dios, y nos ayude desde el Reino, a que estas dos heridas puedan cicatrizar en nuestro país pronto y de manera verdadera.
Creo que hoy debemos agradecer a Dios por este hermano que supo buscar y desarrollar sus talentos en los ámbitos y grupos humanos tan diversos pero complementarios como colegios, parroquias, diócesis, congregaciones, obispos, pastores y religiosas.
Gracias padre Miguel, y así como ya viviste tu pasión, también puedas empezar a gozar de la resurrección. Que te salgan al encuentro esos miles que supiste acompañar, asesorar, escuchar y ayudarlos a ser buenos pedagogos desde el evangelio, y que gracias a tu pedagogía y capacidad de organizar, se transformó en Buena Noticia para ellos y, sobre todos, para comunidades pobres y sencillas.
Amén.
Santiago, 12 de noviembre de 2017. Parroquia La Anunciación.
Condolencias
Estimado hermano,
Me uno a los sentimientos de la Congregación tras conocerse el fallecimiento del P. Miguel Cabello Pieri, ss.cc.
En nombre de la Conferencia Episcopal de Chile, especialmente representando el sentir de nuestros hermanos obispos mayores, hago memoria agradecida por el invaluable servicio a la Iglesia que nuestro hermano Miguel ofreció en la educación y la vida pastoral. ¡Cuántos planes pastorales se aprendieron a preparar, a compartir y a evaluar junto a los consejos del p. Miguel desde las diversas instancias de la CECh, Conferre y tantas otras instituciones de la Iglesia!
Comprometo mi oración por su eterno descanso, en la certeza de la fe, y en comunión con los hermanos y hermanas que agradecen su ministerio.
Quedo a tu disposición y te saludo cordialmente en Cristo,
+ Santiago Silva Retamales
Obispo Castrense de Chile
Presidente
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Apreciado P. René:
Me uno a la Congregación con fe y esperanza en la pascua del querido hermano P. Miguel Cabello P. (q.ep.d.) que tanto trabajó y dio, especialmente en sus años de apoyo a la Conferencia Episcopal de Chile.
Como joven Obispo en 1979 y miembro de la Comisión Pastoral me tocó conocerlo y verlo en el servicio a una pastoral orgánica y de comunión. Nos ayudó tanto a una organización que contribuyó a una mejor y mayor participación.
¡Dios lo tenga en su Santo Reino!.
Con fraternal afecto y amistad.
+Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua
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+Fernando Chomali Garib, Arzobispo de la Santísima Concepción, saluda con profundo pesar al R.P. René Cabezón Y., Superior Provincial de los Sagrados Corazones y le hace llegar sus más sentidas condolencias ante el sensible fallecimiento del padre Miguel Cabello P- (Q.E.P.D.).
El Arzobispo comparte el dolor que enluta a la Comunidad de los Sagrados Corazones y compromete su oración para que, en estos momentos de dolor, el Dios de la Vida les brinde la resignación y consuelo ante la pérdida de unos de sus siervos que entregó una larga vida al Señor en la Iglesia.
Concepción, noviembre 13 de 2017
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Estimado René:
Como parte de la dinámica en un ejercicio de planificación pastoral con un grupo de sacerdotes que hoy colaboran en Pastoral Carcelaria, consulté si habían conocido el método de planificación del P. Miguel Cabello. De los 30 asistentes por lo menos la mitad y un tercio había realizado el taller de 15 días. Yo también lo hice.
Un hermoso recuerdo de este gentil sacerdote.
Mis condolencias para la Provincia.
En el Señor
Jaime Carmona F.
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Estimado Padre René:
El P. Félix nos informó del fallecimiento del querido P. Miguel Cabello, que tanto colaboró durante mucho tiempo con nuestra Comunidad Educativa y con varios de nosotros personalmente, a través del servicio del CEPLANE, tanto en la guía del Diagnóstico Institucional y elaboración del Ideario y Proyecto Educativo como en nuestra capacitación a través de varios seminarios desarrollados en vuestro país.
Deseo que transmitas las condolencias del Consejo de Administración y de los Equipos Directivos de nuestra Institución a la Familia Sagrados Corazones junto al recuerdo que ha dejado una huella imborrable que figura entre los mejores acontecimientos y vivencias de nuestro Colegio Emaús (en Buenos Aires).
Nuestra oración fervorosa acompañando su encuentro con el Señor y el abrazo fraterno de nuestra Comunidad y de todos aquellos que hemos sido privilegiados receptores de sus enseñanzas y de sus virtudes y valores de vida que nos mostraron un modelo como educador cristiano digno de imitar.
En los Sagrados Corazones,
Hugo Palazzo
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Apreciado P. René:
Me uno a la Congregación con fe y esperanza en la pascua del querido hermano P. Miguel Cabello P. (q.ep.d.) que tanto trabajó y dio, especialmente en sus años de apoyo a la Conferencia Episcopal de Chile.
Como joven Obispo en 1979 y miembro de la Comisión Pastoral me tocó conocerlo y verlo en el servicio a una pastoral orgánica y de comunión. Nos ayudó tanto a una organización que contribuyó a una mejor y mayor participación.
¡Dios lo tenga en su Santo Reino!.
Con fraternal afecto y amistad.
+Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua