Hoy sábado 9 de diciembre de 2017 murió en la ciudad de Viña del Mar el religioso de los Sagrados Corazones José Luis García Santos, a la edad de 91 años, producto de un paro cardiaco.
Desde 1985 hasta el fin se sus días vivió en Viña del Mar, trabajando como capellán del Hospital Naval de dicha ciudad. Allí destacó por su disponibilidad y generosidad para atender a los enfermos. En abril de 2004, contando con la autorización de sus superiores, dejó la comunidad de Viña del Mar para ir a vivir en casa de sus familiares, con quienes permaneció hasta el final.
Celebraremos una eucaristía presidida por el obispo castrense, monseñor Santiago Silva, mañana domingo 10 de diciembre a las 15:00 horas en la Capilla Naval de Las Salinas. Sus restos descansarán en el Templo de los Sagrados Corazones de Valparaíso.
Al final de esta nota compartimos el testimonio de Álvaro Valenzuela que escribiera con motivo de sus 80 años.
Vida del padre José Luis
Baldomero nació el 25 de julio de 1926 en Viña del Mar. Hijo de Baldomero García Carmona y María de la Concepción Santos Rivas, nacidos y casados en Puente Genil, provincia de Córdoba, Andalucía, España. Fue bautizado en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores, de Viña del Mar, el 15 de agosto de 1926 (Libro 15, pág. 559).
Cursó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio de los SSCC de Viña del Mar. Después de terminar el colegio estuvo trabajando algunos años hasta que a la «tardía edad» de 28 años y medio llegó a Los Perales el 19 de febrero de 1955. Inició el noviciado con la Toma de Hábito el 27 de marzo de 1955. Realizó su primera profesión temporal en Los Perales, el 8 de abril de 1956 y la profesión perpetua el 1 de abril de 1960, en Viña del Mar. Al momento de profesar cambió su nombre bautismal por el de José Luis.
Inició sus estudios de filosofía en Los Perales, en 1956. Los interrumpió en 1958, año en el cual vivió en la comunidad de Valparaíso, actuando como ayudante del ecónomo local. Retomó los estudios en Los Perales a inicios de 1959. En septiembre de 1961, habiendo concluido los estudios de filosofía, nuevamente fue destinado a Valparaíso, para trabajar en la escuela gratuita (Patronato de los SSCC); se mantuvo en este servicio el año 1962. Dado que el ambiente de estudio de Los Perales no le era muy favorable, especialmente por la gran diferencia de edad con todos los demás estudiantes, a inicios de 1963 fue enviado a Santiago, para realizar los estudios de teología en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Concluyó sus estudios en Santiago a fines de 1966. Durante estos años vivió en la comunidad de Av. Brasil 94; salvo el último semestre que vivió en el Colegio de los SSCC de Alameda.
Durante estos años fue recibiendo los diversos ministerios que lo preparaban ala presbiterado. El 2 de abril de 1960, en Valparaíso, recibió la tonsura de manos de Mons. Raúl Silva Henríquez, obispo de Valparaíso. El 24 de septiembre de 1960, en Santiago, recibió las órdenes menores de ostiario y lector, de manos de Mons. Augusto Salinas Fuenzalida ss.cc., obispo de Linares. El 25 de mayo de 1965, en Santiago, recibió las órdenes menores de exorcista y acólito, de manos de Mons. Teodoro Eugenín Barrientos ss.cc., vicario castrense emérito. El 25 de marzo de 1966, en Santiago, recibió el subdiaconado de manos de Mons. Ramón Munita Eyzaguirre, obispo emérito de San Felipe. El 4 de junio de 1966, en Santiago, recibió en diaconado de manos de Mons. Teodoro Eugenín Barrientos ss.cc. Finalmente, el 17 de diciembre de 1966, en Santiago, recibió la ordenación presbiteral de manos de Mons. Augusto Salinas Fuenzalida ss.cc.
Ya ordenado, su primer destino fue a Valparaíso, donde permaneció los años 1967 a 1970, siendo el Director de la Escuela San Damián. En esos años construyó el nuevo pabellón de salas de clases. En 1971 fue trasladado a Viña del Mar, como ecónomo del Colegio de los SSCC. Permaneció en esa tarea hasta 1980. Durante estos años prestó algunos servicios ministeriales en la parroquia San Juan Evangelista, de Gómez Carreño; y desde 1974 comenzó a colaborar con la Armada de Chile como capellán.
Su compromiso con la Armada de Chile lo llevó a Punta Arenas, donde los años 1981 a 1983 ejerció como Capellán de la Tercera Zona Naval. El año 1984 volvió a Viña del Mar, con el cargo de Capellán de la Escuadra Nacional.
Baldomero García Santos ss.cc. (José Luis) en sus ochenta años
Corrían los años 40 y la ya vieja calle Valparaíso en la ciudad de Viña del Mar, era no sólo un paseo, sino un lugar de comercio que trataba de emular al del puerto. Allí en las cercanías de la Calle Traslaviña se hallaba la CASA ROSADA, un amplio local comercial, en la vereda norte, en la que se podía comprar lo mejor en materia de menaje de casa. Al frente del negocio estaba Don Baldomero García y su esposa Concepción Santos, a quien todos llamaban, cariñosamente “Conchita”. Habían llegado del pueblo andaluz, Puente Genil. El pueblo, en realidad un villorrio, estaba a la vera del río del mismo nombre, un afluente del Guadalquivir, casi equidistante de Sevilla y de Granada. O sea, en plena tierra andaluza. No eran, sin embargo los únicos que habían venido del mismo pueblo a Chile. También estaban radicados en Valparaíso los Cabello, que habían abierto tienda en la calle Condell y antes de los García habían dado un sacerdote a la Congregación: el Padre Miguel Cabello Pieri.
Recuerdo a Baldomero en el colegio de los SS.CC de Viña, me superaba en edad, y ya tenía la estampa física que lo acompañaría toda la vida: delgado y moreno, con una espalda rebelde ligeramente encorvada, meticuloso y serio, de pocas palabras, juicios prácticos y muchas veces severos; lo veía de lejos como uno de los alumnos de cursos superiores. Terminado el Sexto Año, quiso cumplir un viejo anhelo, entrar a la Congregación de los Sagrados Corazones, en Los Perales, pero Don Baldomero, tenía otros planes y rotundamente dijo no.
Fue un período en que seguí viéndolo, sea en el colegio como visita , sea como Bombero en la ciudad de Viña del Mar, hasta que un día, cuando yo mismo llevaba varios años en el Escolasticado y tenía la calidad de Decano de los estudiantes, Baldomero García Santos llegó a Los Perales e inició su Noviciado con el nombre de José Luis.
Ordenado sacerdote, ejerció su ministerio en el Colegio de Viña del Mar, donde entre otras responsabilidades llevó las finanzas del mismo. A esa altura la Casa Rosada había cerrado sus puertas , y su hermana Conchita se había casado. Sus otros referentes también estaban por irse. Sus grandes amigos Gabriel Mevel ss.cc y Simón Moisset ss.cc, no tardarían en partir.
Me había quedado con la imagen de los años del Escolasticado, hasta el día Jueves 27 de Julio 2006, día en que me preparaba para una operación de vesícula en el Hospital Naval de Viña del Mar. Allí, luego de un suave toque en la puerta apareció el viejo compañero, saludándome con una generosa sonrisa. En un instante todo el pasado reapareció con sus imágenes y recuerdos. ¡Qué poco había cambiado en lo físico : su cabello todavía firme y oscuro, su columna vertebral doblada como antaño. En su mano derecha un bastón de plástico negro y en la derecha su breviario en funda de cuero negro. Me alargaba la mano y me saludaba con afecto. Estaba allí porque cumplía con una visita diaria a los enfermos llevando la Palabra y la Comunión. Lo hacía ad honorem desde hace 18 años, ya que por razones de salud había jubilado en la Armada.
Conversamos largo, me contó de su vida en la casa de su hermana Conchita donde vive desde hace algún tiempo, con la autorización de los superiores. De los viajes que hizo a Europa , el primero en tiempos de Manuel Edwards, de sus amigos y de su maduración en la ancianidad. Yo sentía que redescubría un amigo de infancia. Se lo dije con emoción. El, parco como siempre, pero hondo en el afecto , lo resumió en un dicho de su Andalucía romana y mora: Alvaro, “Habiendo hombres hay hombradas”. Los caminos del Señor ¡Qué caminos!
Alvaro M. Valenzuela
Viña del Mar, julio de 2006