Fuente: Comunicaciones CONFERRE
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Con un foco en la esperanza, particularmente en el actual escenario que vive la iglesia chilena y animados por la reciente visita apostólica del Papa Francisco, cerca de 120 superioras y superiores y delegados de zona de las diversas congregaciones religiosas del país, se reunieron en la comuna de Padre Hurtado para participar de una nueva Asamblea General de CONFERRE.
Entre el 16 y el 18 de abril se realiza en el Centro de Espiritualidad Loyola, en la Comuna de Padre Hurtado, una nueva Asamblea General de CONFERRE, bajo el lema “Vida Consagrada: De la desolación a la esperanza”.
Con el objetivo de compartir la vida y el crecimiento espiritual, reflexionar respecto de la contingencia eclesial y rescatar los frutos que dejó visita apostólica del papa Francisco, cerca de 120 superiores y superioras y delegados de zona de las diversas congregaciones que forman parte de la Conferencia, se dieron cita para dar cuerpo a este encuentro que gira en torno a la fraternidad y el discernimiento de la realidad, desde la mirada consagrada.
Para el padre Héctor Campos, ofmcap, Presidente de CONFERRE, esta instancia resulta una gran oportunidad para reunir a la vida religiosa y poder orar por la situación que vive la iglesia chilena tras la carta enviada por el Papa Francisco a la Conferencia Episcopal. “El objetivo era orar esta situación que nos ha golpeado, pero también recogerla en el contexto de los mensajes y las homilías del Papa en la visita a Chile. Nosotros vemos como desafío a corto plazo, poder asumir lo que nos corresponde a cada uno en lo que se indica en la carta del Papa. Él pide perdón y se avergüenza de la situación que ha pasado. Los religiosos también estamos implicados en estas situaciones y debemos hacer un camino interno desde la fe y proyectarnos desde una perspectiva distinta”, señaló.
En esta linea, el Presidente de CONFERRE recalcó la importancia de aferrarse a la esperanza y poder colaborar, desde el testimonio, en la construcción de una vida con el centro en los sencillos y en Cristo. “Todos tenemos que mirar para delante. El Papa ha sido muy claro en su mensaje, sobre todo en lo que nos indicó en la Catedral, que ha motivado el lema que nos ha movido: “De la desolación a la esperanza”. Descubrir que estamos dolidos, que tenemos situaciones que no son felices, pero tener esperanza para seguir colaborando en todo lo que ayude a una vida sana y una vida testimonial de nosotros como religiosos. Poder recuperar todo el sentido de la profecía, la cercanía con los pobres, el trabajo en la educación. El trabajo de tantas congregaciones en las periferias, poder volver a hacer que nuestra vida de iglesia vuelva a ser cercana a la gente, a los sencillos, a los que alguna medida siguen buscando y esperando en el mensaje de Jesucristo. Una vida más sana y un anuncio y una presencia de su reino hoy en medio de nosotros”, concluyó.
PRIMERA JORNADA
El lunes 16 de abril se iniciaron las actividades con una mirada particularmente espiritual. Un tiempo para el encuentro personal con Dios y con los hermanos, dedicado a la oración y a la disposición a vivir la jornada. Una instancia de retiro que fue acompañada por el Padre Cristián del Campo, SJ.
Tras ello, durante la tarde, fue la oportunidad de reflexionar en comunidad respecto de la Carta del Papa Francisco a los Obispos de Chile, un espacio de discernimiento y de compartir comunitario que abordó los diversos puntos indicados por el Santo Padre y el cómo acogerlos en la vida religiosa en pos de la comunión eclesial. Este momento, fue moderado por el Padre Alex Vigueras, SS.CC.
Luego, fue el tiempo de acción de gracias con la Eucaristía y del trabajo de los Centros Zonales de Conferre y de las Congregaciones que trabajan con migrantes.
SEGUNDA JORNADA
La jornada del martes 17 estuvo marcada por el análisis de la contingencia y por los frutos que dejó la visita del Santo Padre en enero pasado.
A través de una serie de ponencias, se fueron compartiendo y reflexionando los discursos y homilías más importantes del Papa en Chile y, junto con ello, las principales implicatorias y desafíos de la carta papal a los obispos.
CÁRCEL DE MUJERES
El primer testimonio recibido fue el de la hermana Nelly León, bp, Capellana de la Cárcel de Mujeres de San Joaquín, quien compartió la experiencia de la visita papal al centro de reclusión y el arduo trabajo de acompañamiento que día a día realizan a las mujeres privadas de libertad. “Recibir al Papa fue lo mejor que nos pudo haber pasado a mucho de nosotros que estamos en la cárcel, tanto los funcionarios, las internas, los voluntarios, los capellanes. Preparar un visita de esa naturaleza fue un tiempo de mucha gracia. Desde la preparación espiritual que tuvimos previamente a la logística par poder estar ahí con el Papa, hubo mucho trabajo que no produjo cansancio, sino que emoción, deseos de encuentro, etcétera. Fue una visita que definimos como “el paso de Jesús de Nazareth por la cárcel de mujeres”.
Respecto de la experiencia de las internas, la hermana Nelly señaló que la fue realmente profunda. “Con mucha lágrima, pero no de histeria, sino que brotaba desde el corazón por este personaje tan importante para el mundo que estaba ahí, en ese lugar donde nadie quiere ir que es la cárcel”.
Finalmente, la religiosa invitó a la vida consagrada a escuchar el mensaje del Papa y salir a las periferias. “No importa que seamos pocos, que seamos menos, no importa la cantidad, sino que la calidad de cómo estamos viviendo nuestra consagración, del compromiso que tenemos a salir de nosotros mismos e ir a la periferias. Hay tantas periferias existenciales, como es la cárcel y las periferias territoriales donde viven los más pobres entre los pobres”, concluyó.
CARTA A LOS OBISPOS
Tras este testimonio, fue el turno del Monseñor Alejandro Goic, Obispo de Rancagua, quien compartió su visión respecto de la carta que la Conferencia Episcopal Chilena recibió del Santo Padre y de los desafíos que deja a la Iglesia chilena, esperando que este tiempo sea una oportunidad para crecer en la comunión eclesial.
En este punto, el obispo de Rancagua dijo tener esperanzas en que esta situación brindará frutos. “Dar gracias a Dios porque el Papa en su visita logró darse cuenta más profundamente de nuestra realidad. Y fruto de su reflexión y de su oración, nos ha hecho legar esta carta que, sin duda, es algo inédito; pero, al mismo tiempo, tengo la esperanza de que sea de mucho bien para nuestra iglesia y nuestro país. Vamos a ir dispuestos con un corazón humilde para conocer su disposición, aceptarlas con filial espíritu de obediencia y trabajar todos para seguir evangelizando con mayor fuerza, con mayor alegría, con las nuevas orientaciones que el Papa nos va a dar”.
En cuanto a los desafíos para la vida religiosa, Don Alejandro indicó que esta “es profecía del reino definitivo. La entrega de los hermanos y las hermanas en comunidad a través de sus votos de pobreza, castidad y obediencia, es un signo de que solo Dios basta y que la vida centrada en Dios es maravillosa cuando se vive en profundidad el mensaje del evangelio. En nuestra sociedad, tan moderna, hace falta testigos de los absoluto, de la trascendencia, que va más allá de nuestra vida terrena, por eso los religiosos se han caracterizado por estar cerca de todas la necesidades humanas. Que Dios nos ayude a todos a estar cerca de cada persona, de manera especial de los más pobres y vulnerables”.
JUVENTUD
Durante la tarde fue el turno del Padre Claudio Cartes, SDB, quien analizó el mensaje del Papa Francisco a los jóvenes, situando el centro de todos los discursos en las ideas que el mismo Santo Padre comenzó a esbozar en el Evangelii Gaudium, brindando una centralidad a a juventud en la iglesia y proponiendo una pedagogía desde el Escuchar, Comprender y Proponer.
En este punto, el Padre Claudio, identificó las principales claves para comprender el mensaje del Santo Padre en torno a los jóvenes. “En primer lugar unas de las claves fue la pedagogía que el Papa usa para dirigirse a los jóvenes, una que parte de la persona del joven, integrándolo a la realidad social, más comunitaria, dando un gran protagonismo, hasta, finalmente, presentarle la propuesta cristiana. Algo que el Papa utiliza desde el Evangelii Gaudium, desde escuchar a los jóvenes, comprenderlos y proponerles la vida cristiana y a Jesucristo. Otra clave de lectura se refiere a la cultura del encuentro. Hoy la sociedad necesita de un dialogo intergeneracional, que los adultos realmente escuchemos, que los jóvenes puedan ser escuchados. Y un último punto, dice relación con los vínculos, que sean los que cada persona vive desde la fe y en relación al prójimo. Aquí creo que la iglesia está en ese camino de desafío y de crecimiento. Un giro relacional que deseamos hacer cada vez mejor”, comentó.
Respecto del acompañamiento de la vida religiosa hacia los jóvenes, el Padre Claudio reconoció que “hay un anhelo de poder acompañar a la juventud en aquellas instancias en que la juventud se encuentra. Creo que la iglesia en salida es una que va a buscar al lugar en el que el joven se encuentra para proponerle algo, pero el acompañamiento parte en el punto de que haya un interés de querer acercarse, de escuchar. Eso se va transformando en un acompañamiento desde el ambiente, en uno más personalizado. Hay una gran sed por parte del joven de experimentar una compañía de alguien que esté a su lado discerniendo el bien, pero también de la iglesia que necesita hacer compañera de camino de la sociedad para llevarlo acompañar hacia la persona de Jesús”.
Finalmente, las presentaciones concluyeron con la intervención de la Comisión de Prevención de Abuso, en el que la Hna. Marcela Sáenz y el Padre David Albornoz, entregaron las principales indicaciones de las lineas guías propuestas por la Conferencia Episcopal, así como las normas y procedimientos que CONFERRE indica para estas situaciones.
TERCERA JORNADA
Por último, el tercer día de asamblea estará marcado por los desafíos que quedan de la visita del Papa Francisco. Se escucharán los ecos de las reflexiones y se realizará un texto que resumirá las principales conclusiones de la Vida Religiosa chilena respecto de este tema.
La jornada concluyó con una gran acción de gracias presidida por Monseñor Jorge Concha, Obispo Auxiliar de Santiago y Vicario Episcopal para la Vida Consagrada.