Sagrado Corazón de Jesús en colegio Emaús en Argentina

Fuente: Colegio Emaús

Con gran alegría la comunidad educativa del colegio Emaús en Argentina, celebró la festividad del Sagrado Corazón de Jesús, el pasado 8 de junio.

La eucaristía fue presidida por Nicolás Viel ss.cc., responsable de la comunidad religiosa en Argentina.

Concelebraron el padre Félix Martin ss.cc. y el presbítero Fernando Laguna, capellán de la sección Primaria.

También participaron integrantes de la Fundación Padre Luis, directivos y personal docente y no docente de la institución.

La presencia de los jóvenes alumnos y ex alumnos dio una tónica festiva a la celebración litúrgica, con canciones alegres y renovadas.

También participaron los cuatro peumos chilenos que están realizando su experiencia pastoral y evangelizadora en la localidad de Libertad (Merlo, Buenos Aires).

En su homilía, el padre Nicolás planteó la pregunta: “¿Cómo es este Corazón de Jesús a lo largo de su vida?», frente a lo cual comentó cuatro características del Corazón de Jesús:

Un corazón nazareno

El corazón nazareno busca sentido en lo ordinario. No olvidemos que es en el día a día dónde se verifica nuestra madurez humana y espiritual. El corazón nazareno reconoce belleza en las realidades más sencillas de nuestro presente.

Un corazón itinerante

En la vida pública el corazón de Jesús es un corazón compasivo, que se compadece y se estremece, se conmueve ante la enfermedad, la soledad, el abandono, el sufrimiento y el pecado.

Un corazón traspasado

La cruz es el lugar donde “la divinidad se esconde”. En la cruz podemos encontrar un corazón fiel hasta la muerte, que no se doblega por los peligros, por el qué dirán, por las apariencias.

Un corazón reparador

En la resurrección el corazón de Jesús repara la vida y la fe de cada uno sus miembros, sin reprochar “ni pasar la cuenta”. Es un corazón que respeta los procesos de cada uno, restaura cada vida en su singularidad y de ese modo delicado va restaurando la fe de la comunidad.

Al finalizar la homilía dijo que “una espiritualidad centrada en el corazón, de alguna manera nos invita a hacer el bien poco a poco, y sin mucho ruido. En una de sus cartas el Superior general Javier Álvarez-Ossorio nos dice: «En la adoración aprendemos a amar el misterio de Dios, que es escondido y discreto, lo que nos lleva a amar activamente también de forma discreta, sin hacer mucho ruido»”.

Ir al contenido