De aquí a 3 años los encargados de formación y el equipo de gestión de los colegios SS.CC. visitarán todas las comunidades de la congregación. El objetivo es empaparse y tomar contacto con cada una de los obras y los servicios pastorales que prestan los hermanos en la provincia chilena.
Entre el 18 y el 20 de junio comenzaron el periplo visitando Diego de Almagro, misión de inserción donde la congregación asumió sus tareas pastorales en febrero de 2017.
Hasta allí llegaron Vanessa Pizarro, encargada de formación del Colegio San Damián de Molokai en Valparaíso; Alvaro Fernández, vicerrector de formación del Colegio SS.CC. Viña del Mar; Mónica Manríquez, vicerrectora de formación del Colegio SS.CC. Concepción, Tomás Sanhueza, vicerrector de formación del Colegio SS.CC. Manquehue y los tres miembros del equipo de gestión de los colegios Myriam Donoso, Fernando Madrid y César Santibáñez.
La visita comenzó con un encuentro con el mundo de la educación de la comuna, donde se escucharon mutuamente experiencias y realidades. Luis Aguirre, director de la Escuela Sara Cortés Cortés y Pilar González, jefa de UTP de la escuela Aliro Lamas, el cual cumple 101 años de existencia, estaban presentes en la reunión, junto a la concejala de la Municipalidad de Diego de Almagro, Marcela Cabrera. Con mucha fraternidad cada uno compartió sus sueños para el mundo educativo en medio del desierto, los cuales buscan llenar el aprendizaje de colores y de espacios que garanticen un crecimiento sano, protegido e inclusivo de niñas y niños.
El resto de la mañana y parte de la tarde fue para conocer un poco más Diego de Almagro. Mirar desde lo alto y constatar las características de la ciudad: antiguamente se llamaba Pueblo Hundido por su geografía.
La comuna nació como tal en 1972 bajo el gobierno de Salvador Allende. Fue, hacia principios del siglo XX, el principal nudo ferroviario del norte en un área eminentemente minera. Hoy son cerca de 14 mil los habitantes de la comuna Diego de Almagro que incluye a El Salvador e Inca de Oro, dando vida a la comuna cuya principal actividad sigue siendo la minería. Un pueblo que ha hecho historia por algunos hitos: ha tenido durante su historia la más alta votación de izquierda del país –solo recién en las últimas elecciones fue la tercera comuna en esa categoría-. El aluvión de 2015 devastó la ciudad llevándose 7 vidas y dejando a la mitad de la población de Diego de Almagro afectada, aproximadamente 220 familias damnificadas y destruyendo también las principales instalaciones municipales.
Otro hito a su haber fue la huelga de los trabajadores contratistas del año 2007. Durante 37 días se cerraron los caminos impidiendo el paso a los camiones y trabajadores hacia El Salvador. Fue la única vía posible para resolver lo que las conversaciones nunca dieron frutos. Esta movilización fue replicada en las principales divisiones del país, y representaba a 40 mil trabajadores de empresas contratistas a lo largo de Chile. Pero fue aquí donde la organización sindical, la unión de los trabajadores y la lucha por condiciones dignas de trabajo se visibilizó hacia el país como justa y fortalecida. El conflicto se acaba con la firma del Acuerdo Marco el 1 de agosto de 2007 en Santiago. Un gran puño de cobre recuerda este hito en la entrada de la ciudad. “Nunca más solos”, fue la consigna que vio la más grande huelga obrera de las últimas décadas que logró avances históricos para los trabajadores.
Al caer la tarde de ese día, el grupo se reunió con el consejo de la parroquia Espíritu Santo, que comprende además las comunidades de los grupos de bailes, los inmigrantes, San Alberto Hurtado, Nuestra Señora de los Dolores, San Francisco de Asís e Inca de Oro, ubicada en el poblado del mismo nombre, a media hora de la ciudad. Un consejo con presencia numerosa de laicos que como bien califica el párroco, Alex Vigueras ss.cc., “vienen de vuelta, pues han vivido la crisis de la iglesia y se han levantado”. Son laicos maduros pastoralmente, que le dan vida propia a la comunidad creyente de Diego. Cinco bailes pertenecen a la parroquia cultivando esta bellísima expresión de religiosidad popular que mantiene viva las tradiciones nortinas.
Al día siguiente fue la visita a Inca de Oro, donde tres laicas presentaron el poblado y parte de su historia. Ahí visitaron la capilla, donde hubo una docena de relegados, entre ellos el sacerdote Rafael Maroto. La puerta de la habitación donde dormía, tiene la palabra «relegados» en su interior. También estuvieron en el museo del lugar y en la Escuela Emperatriz Sepúlveda, cuyo nombre recuerda a una docente que marcara a muchas generaciones con su dedicación por la enseñanza. Esta escuela, cuenta con apenas 39 alumnos agrupados en salas multigrado y con 3 profesores que se encargan de entregar los elementos para el aprendizaje a los niños y niñas, en una moderna infraestructura en medio del desierto.
Finalmente sostuvieron un encuentro con dos mujeres dirigentas de la junta de vecinos de la Villa de emergencia, donde residen los 3 hermanos ss.cc.; Alex Vigueras, Gabriel Horn y Javier Cárdenas, puntualmente en la casa 12 de la manzana 13. Carol y Claudia contaron cómo ha sido el proceso de constitución de la villa desde el aluvión de 2015. Son 232 familias las que han llegado hasta ahí. Las primeras 48 familias se instalaron el 29 de mayo de 2015. Ha sido una lucha nada de fácil, como por ejemplo contar con agua, que hasta el momento la entrega la gobernación, a quien pasó la dependencia de la villa, sin embargo los habitantes de esta, preferirían volver a depender de la municipalidad solamente. “No queremos que nos regalen el agua, pagar el agua es lo que nos corresponde como ciudadanos. Queremos sacarnos el estigma de ser el barrio de emergencia, tenemos que ser una población”, dice Claudia con seguridad.
La tarea es larga, no solo en la villa sino también en las escuelas y la comunidad parroquial toda. En pocas semanas más llega un grupo universitario de trabajo país de la UC, que se encargará de construir un salón para 50 personas, más una cocina y un baño, en una propiedad que pertenece a la parroquia ubicada en Lastarria 717, cuyo fin es estar disponible para las comunidades de base, los adultos mayores, y fines recreacionales en general.
Para Myriam Donoso, encargada de la formación del equipo de gestión de los cuatro colegios SS.CC. fue una visita de mucho valor, pues les permite conocer realidades donde los colegios tienen la oportunidad de involucrarse y generar espacios de colaboración. “Estoy bastante impresionada de la gente, por ejemplo la fuerza con que realizan sus actividades, cómo viven su fe expresada en sus bailes religiosos. Me gustó escuchar a la presidenta de la junta de vecinos de la villa de emergencia, con optimismo, con profunda convicción de lograr todo lo que se propongan. Sin embargo me entristece escucharlas decir que no le importaban a nadie, que nadie sabía de ellas, que eran invisibles, y eso me preocupa. Es ahí que, con mucha prudencia, con lo que podamos hacer y que no sea una golondrina en el verano, ellos sientan que no son indiferentes para nosotros y que como familia SS.CC. los tendremos presentes y estaremos vinculados de alguna forma. En eso queremos comprometer a los centros de alumnos de nuestros colegios, porque deben abordar estos temas, vincularse con la realidad y formar parte activa en una solución sostenida en el tiempo. Esta visita superó todas las expectativas que teníamos. Lo vivido fue una experiencia maravillosa que nos hace pensar y por supuesto crecer”.
El encuentro termina con el corazón lleno de nombres, de cada uno de los rostros que fueron capaces de transmitir la lucha y el profundo amor y solidaridad por sus vecinos.
A Pilar, Marcela, Luis, Clara, Cecilia, Estela, Agustina, Leo, Patricia, Raúl, Patricio, Paola, Margarita, Enrique, Myriam, Mónica, Sonia, María, Carmen, Teresita, Aurora, Verónica, Fidel, David, Juan, Carol y Claudia, infinitas gracias por el testimonio de verdadera comunión.