Cada año la pastoral juvenil de la parroquia San José en el barrio Libertad, escoge una comunidad donde se pueda instalar un mural que entregue un mensaje a los jóvenes y a todos los hermanos del sector. Este año se escogió la comunidad María de Guadalupe. Hasta allí llegaron este domingo, a las 11 de la mañana, más de 100 personas a un día de trabajo, pintura, dibujo, música y baile, gracias a un grupo de folclor latinoamericano que acompañó y animó la tarea.
Todos almorzaron juntos en la calle para continuar por la tarde hasta terminar un mural que tiene mucho sentido, pues escogieron una frase del papa que es un hermoso llamado: “Jóvenes: no se dejen robar la esperanza”. Y aparece una mesa compartida con Jesús junto a la virgen de Guadalupe, el cura Brochero (beato argentino), el papa Francisco y Enrique Angelelli, obispo cordobés asesinado por la dictadura argentina, cuyo martirio ya es reconocido por el papa, quien lo beatificará en abril de 2019. De él se estampará una frase en el mural: “Con un oído en el pueblo y otro en el evangelio”.
El día concluyó con la eucaristía que los jóvenes celebran mensualmente y que esta vez estuvo centrada en la esperanza. Nicolás Viel ss.cc., quien presidió, invitó a la comunidad a reconocer cuáles son los signos de esperanza, donde la reflexión transitó por el regalo de ver a los jóvenes trabajando o por la capacidad de construir belleza que tiene la comunidad cuando se sueña más allá de ellos mismos. La invitación entonces fue a no soltar las rindas de la vida y a luchar por las situaciones que están viviendo, pues la misma comunidad es un testimonio de esperanza. Nicolás terminó recordando que “la esperanza cristiana ama la tierra, pero también ama el barrio, la calle, los jóvenes y la comunidad”. La eucaristía terminó con el bautizo de una joven de la pastoral. Nicolás Viel dijo que “la gente quedó muy contenta, fue una gran alegría y un día bellísimo. La eucaristía tomó un sentido mayor. Partir el pan realmente fue un gran momento de finalización de este día”.