Hermanas y hermanos se reúnen con superiores generales de la congregación

La tarde del 22 de octubre, casi la totalidad de las comunidades de hermanas y hermanos de la Congregación de los Sagrados Corazones destinaron el encuentro comunitario de los lunes para un compartir fraterno que podría calificarse como histórico. Patricia Villarroel y Alberto Toutin, ambos recién elegidos superiores generales de sus respectivas ramas de la congregación, en los capítulos generales en Roma, llegaban al colegio de las hermanas en Providencia con la sencilla excusa de encontrarse. Encontrarse en familia. En esta familia religiosa de hermanas y hermanos.

Con una adoración al Santísimo, tan propia del carisma y la espiritualidad de la congregación, cerca de setenta religiosos y religiosas rezaron en comunidad con esperanza y alegría por el regalo de contar con dos chilenos acompañando el camino de los ss.cc. en el mundo.

Luego compartieron juntos la mesa, donde tanto Patricia como Alberto pudieron expresar lo que han sido estas semanas en que se han ido preparando para asumir los respectivos gobiernos en Roma.

Patricia dio las gracias por la presencia numerosa y fraterna. Manifestó estar tranquila, pues ha pasado por un proceso de ir asimilando la responsabilidad que se le viene. “Estoy bastante contenta, he pasado por un proceso que yo creo que es normal. Por supuesto que al principio me asusté y con el correr de los días, he sentido que el Señor de verdad me pidió esto porque cuenta conmigo e irá poniendo la parte que le toca a él. Asumo mi tarea con harto ánimo y con harta alegría. Nuestro capítulo tuvo sus dificultades y sus desafíos, y nos dejó las tareas que nos dejó y que tendremos que implementar”, dijo.

Sobre la posibilidad de contar de cerca con otro chileno, dijo que con Alberto han podido compartir en distintos momentos de la vida: “Nos encontramos en el pregrado en la católica. Terminó y se fue a Francia, y estando allá me dijo que me fuera a estudiar a Paris porque había cosas bastante interesantes, así es que nos encontramos allá también estudiando. Religiosamente nos juntábamos todos los martes a almorzar y nos apoyábamos mutuamente porque éramos amigos cercanos y podíamos compartir bastante. Entonces cuando nos eligieron para mi fue una alegría grande, me hace mucha ilusión que podamos trabajar juntos, que podamos hacer cosas hermanos y hermanas y que podamos, como dicen las constituciones, ser garantes de la unidad de las dos ramas. Yo creo que de verdad ha sido un regalo más del Señor”.

Por su parte Alberto definió este desafío como un tiempo de gracia: “Recibo este servicio como una gracia. Como una gracia que llega a los 50 años, como una gracia que viene en este momento de la vida, como una gracia que viene en un momento de gran libertad para lo que el Señor quiera, y si el Señor a través de los hermanos me ha pedido esto, entonces lo recibo realmente como una gracia. Pero como una gracia instalada en un lugar donde soy consciente también de mis propias debilidades así que espero que el Señor, incluso en esa gracia, sepa transformar mi debilidad en un lugar para que él brille. Entonces digo que lo percibo como una gracia porque mi tendencia espontánea por deformación personal habría sido “uy, esta responsabilidad enorme me sobre pasa, qué voy a hacer…” No!… tranquilo, tranquilo, tranquilo… Esto es una gracia, es una gracia sostenida además por los hermanos, por la formación que hemos recibido y que seguimos recibiendo con los hermanos y hermanas. Y lo segundo es recibir esta noticia, junto con Patricia, como una gran esperanza. Y la esperanza evidentemente que no está puesta sobre nuestros hombros, sino que hay algo de la esperanza grande que viene a través de nosotros, a través de este servicio, y qué bien nos viene que en el contexto actual de nuestra iglesia y de nuestra congregación, algún acontecimiento tenga más bien sabor a esperanza”.

Durante la primera semana de noviembre ambos gobiernos comienzan su trabajo en Roma.

Patricia y Alberto: ¡Los acompañamos en oración como familia Sagrados Corazones!

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