Exactamente en un mes más, nuestro hermano Óscar se ordena diácono a las 17 h en la iglesia del Colegio SS.CC. Manquehue. Es fuente de profunda alegría acompañarlo y lo haremos en comunidad con toda la familia ss.cc. en una celebración de buena noticia (ver invitación).
Compartimos aquí las palabras de Óscar acerca de cómo se prepara para este nuevo paso de preparación al ministerio.
Hoy permanece una serenidad básica que pocas veces me abandona y que se me ha dado con cierta naturalidad en mi vida, pero particularmente durante este año. Un año con varios desafíos, entre los que se cuentan responsabilidades pastorales más exigentes y la finalización de los estudios. El telón de fondo de la vivencia de los votos para siempre ha sido una fuente constante de entusiasmo y paz, eso de recordar cada día que no solo me he comprometido con algo, sino con Alguien, quien a su vez se ha comprometido conmigo. Esa alianza es la aguja que enhebra cada hilo, y que le ha dado una especial hondura a lo que he vivido; a las relaciones de amistad que se van forjando cada día, a la vida comunitaria, a las dificultades y exigencias. Por supuesto, un elemento importantísimo es que mi primer año de votos perpetuos ha sido también un año en donde se ha manifestado con singular fuerza la situación crítica de nuestra Iglesia, por eso mismo percibo que me ha resonado con especial fuerza el llamado de varias voces proféticas acerca de la urgencia de poner a Jesús en el centro, y a quienes él pone en el centro, como único camino para sanar las heridas de las que somos responsables y evitar heridas futuras.
Creo que esto último es lo que más le da sentido, hoy por hoy, a la opción por el diaconado que se perfila en el horizonte cercano. Me gustaría poder vivir el tiempo de diácono (y el resto de mi vida), como un esfuerzo de poner en el centro a quienes Jesús pone en el centro, sirviendo en una iglesia que no tiene otra motivación. Algo que he pensado últimamente es el “desde dónde” realizo este paso, por supuesto desde la congregación, pero me ha estado siendo muy significativo otro círculo de pertenencia. Como hermano joven ss.cc., me siento parte, felizmente, de ese grupo de jóvenes que, mirando críticamente y con realismo la dolorosa situación de la iglesia, sigue optando por permanecer en ella porque continúa creyendo que son posibles las transformaciones necesarias para acercarnos cada vez más a Jesús y su evangelio. Creo que en esta iglesia joven recae una parte grande de la responsabilidad de llevar a cabo ese anhelo de renovación y vivo el diaconado como una manera de asumir lo que me toca de esa responsabilidad, difícil, pero apasionante, porque no es otra cosa que buscar seguir más fielmente al Maestro. Me gustaría que este ministerio fuera siempre expresión de ese anhelo compartido.
Óscar Isaías Casanova Silva ss.cc.