En medio de la plaza Libertad, en Merlo, la mujer desentrañó la palabra

Un día viernes al caer el día. Llegan los trenes trayendo de vuelta a la gente al barrio Libertad, en Merlo (Buenos Aires). El paradero del colectivo lleno, los jóvenes andando en skate y escuchando rap. En medio de la plaza, se instala un grupo de laicos, principalmente mujeres, a celebrar la eucaristía. Matías Valenzuela ss.cc., preside, pero son las mujeres las que esta tarde tienen la palabra.

Comienza Haydee; laica “grande” como dicen los argentinos, quien hace memoria y reconocimiento de cuatro religiosas que abrazaron causas de derechos humanos o de atropello y abuso a la mujer: Léonie Duquet y Alice Domon, religiosas francesas, detenidas mientras apoyaban a las “madres de mayo”, fueron torturadas y asesinadas por la dictadura argentina; Martha Pelloni, llevó a nivel nacional las marchas y movilizaciones para esclarecer el inhumano crimen de la adolescente María Soledad Morales, caso que acusó de encubrimiento incluso a altas autoridades del país; y Berta Povalej, religiosa que se comprometió personalmente en un caso que en Argentina fue relacionado con trata de personas y prostitución forzada: el de “Marita” Verón, una mujer de 23 años desaparecida hasta el día de hoy en Tucumán. Estas fueron las experiencias de vida que se pusieron esa tarde en la mesa del Señor.

Luego vendría la homilía de Elena Muñoz, encargada de desentrañar la palabra que hablaba de romper yugos y desatar cadenas, comparando con la opresión que viven hoy las mujeres del mundo luchando en contra del patriarcado y el machismo. Según cuenta Valeria Martins, la figura que más le gustó de la homilía de Elena, fue cuando recordó que en boca de Jesús la palabra “mujer” es un título: “ Mujer, aún no es mi hora”, “Mujer, tu fe te ha salvado”, “Mujer, dame de beber”, y no es algo de lo cual las mujeres deban sentirse despreciadas o avergonzadas, o sentirse menos. “Ser mujer en boca de Jesús es algo grande, eso me pareció hermoso”, dice Valeria, quien también precisó que esta iniciativa de celebrar la eucaristía en la plaza responde a un proyecto que han llamado #sanjoseenmovimiento, que pretende responder al llamado del papa de ser Iglesia en salida.

Palabras especiales tuvo para Matías Valenzuela, quien fue el primero en favorecer que las mujeres tomaran un protagonismo natural en esta celebración, y con las que siempre trabaja en profunda comunión.

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