Doce laicos llegaron al primer “Retiro de silencio” de este año 2019, realizado en la casa de jornada de la congregación ubicada en Peñalolén, en Santiago. Un espacio que ha sido muy valorado por quienes han participado, pues es un alto tan necesario en medio de la vida agitada bulliciosa que llevamos. Cuatro acompañantes fueron los encargados de ir conteniendo la reflexión y el encuentro personal. Gabi y Pablo, ambos de la comunidad Cristo Libertador de Villa Francia, nos comparten su testimonio de esta experiencia. El próximo retiro será el fin de semana del 14 al 16 de junio en una casa de retiros en Copiapó, pensado en la participación de las comunidades cercanas a Diego de Almagro. Inscríbete aquí.
“El retiro fue para mí una experiencia tremendamente enriquecedora en mi fe y en mi vida cotidiana. Logré conectarme conmigo, con mi realidad y con Dios a través de la oración. El entorno también me ayudó muchísimo a concentrarme y los tiempos estimados para cada actividad, me permitieron hacer las cosas tranquila y dedicarle tiempo también al descanso y el relajo, sin dejar de lado la intensidad y profundidad del retiro en sí. El hecho de estar rodeada de gente tan diversa, también es muy enriquecedor, porque aunque en el silencio no es posible conversar con los otros, existía una energía comunitaria muy fuerte. Yo tuve la oportunidad de realizarlo como preparación a un sacramento, pero creo que es ideal para cualquier punto de la vida”, Gabi.
“Nunca antes había estado en un retiro de silencio y fue una experiencia renovadora para mi, uno a veces tiene algunas ideas equivocadas de cómo funciona esto, pero en este retiro se logró, aún en silencio, hacer de manera colectiva una revisión de los tiempos que uno tiene, de la forma que está llevando su fe, de hacer esa revisión retirada, personal, pero a la vez en conjunto, y darse cuenta de los dones que uno ha tenido, y de las cosas que a uno le hacen falta para seguir entregando esos dones a Dios y a los más pobres”, Pablo.