Por Myriam Donoso, Equipo de gestión colegios SS.CC.
“Jesús acoge a todos los que van a él, pronuncia su palabra liberadora, y les da alimento cuando tienen hambre. En la eucaristía Cristo se entrega a sí mismo por nosotros y renueva la Alianza”.
En aquella época Jesús le hablaba a quienes le seguían y escuchaban. Hoy al parecer no lo estamos escuchando como debiéramos. Esta lectura nos lleva a reflexionar sobre la actitud que debemos tener los católicos que queremos ser fieles al mensaje de Dios, a comprender el verdadero significado de vivir la eucaristía y no solo asistir pasivamente los domingos.
Hoy, a la luz de esta lectura quisiera detenerme en el significado de ella y junto a nuestras comunidades no solo reflexionar sino ponernos en acción respecto de los que tienen hambre, no solo hambre espiritual, sino distintas formas de ella y movilizarnos por aquellos que están necesitados, ser consecuentes con aquello que creemos. Basta con dar una mirada en nuestro entorno y nos daremos cuenta de que hay mucha gente necesitada de amor, de alimento, de abrigo en este tiempo de cercanía del invierno. Hagamos que esos cinco panes y dos peces se multipliquen con nuestra acción como una forma de vivir y ser fieles al verdadero referente que es Jesús.
Animo a quienes lean estas simples líneas a que el pan y los peces del evangelio sean hoy una realidad para tantos inmigrantes que nada tienen, el alimento es lo más básico y mínimo que un ser humano requiere para sobrevivir, hambre y sed es necesario saciar y en la medida de nuestras posibilidades, hagamos que estas necesidades sean acogidas en bien de tantas personas que lo requieren.
Hoy estamos invitados a comer con Jesús. Es él mismo quien nos ha invitado a compartir el pan junto a otros, en comunidad, como integrantes de una misma familia. Que esta palabra nos anime a replicar esta acción con otros hermanos en Jesús y no nos quedemos en la comodidad de nuestro espacio sino que demos un paso más para seguir caminando junto a Jesús, comprometidos con el evangelio, para seguir amando, ayudando, en especial dando de comer al que más lo necesita.