“Esto es lo más parecido a un funeral, pero como en los funerales el muerto no habla, voy a hablar”, dijo Sergio Silva al comenzar a agradecer por la tarde vivida en el galpón de la parroquia La Anunciación. Más de 150 personas llegaron a celebrar y festejar por tanta vida entregada al servicio de la Iglesia. La excusa: «Creer en Jesús es creer en la misericordia de Dios», su nuevo libro editado por la Fundación Coudrin, editorial perteneciente a la Congregación de los Sagrados Corazones.
Cristina Bustamante, teóloga laica, fue la última alumna en doctorarse bajo la tutela de Sergio antes de que él dejara la facultad de teología de la Universidad Católica, a fines de 2016. Fue la encargada de regalarnos, esa tarde de domingo invernal, lo que definió como “un testimonio muy deshilvanado, fundamentalmente hecho de recuerdos y fragmentos de recuerdos”. Recorrió su relación de alumna y amiga de Sergio desde 1985, destacando su cercanía e impecabilidad en el desempeño de su docencia. Terminó sus palabras agradeciendo “públicamente a Sergio por su amistad, su cariño, su respeto. Respeto que valoro mucho porque como se podrán imaginar, no es fácil para una mujer trabajar en una facultad eclesiástica. Por personas como Sergio, muchas de nosotras, nos hemos sentido valoradas en lo intelectual y eso nos ha animado a continuar con la labor de teólogas, gracias a Dios, impulsadas por teólogos brillantes, respetuosos y acogedores como Sergio Silva Gatica, a quien hoy, le damos un merecido homenaje” (leer testimonio completo).
Luego de la intervención de Cristina, se presentó un saludo en video desde Roma de Alberto Toutin ss.cc., Superior General, quien saludó a Sergio y le dedicó algunos versos del tango “Amigos que yo quiero” (ver video).
Eduardo Pérez-Cotapos ss.cc. fue el encargado de hablar del aporte que Sergio ha realizado a través de sus escritos volcados durante décadas de estudios. “Sergio nos ha habituado a ciertos temas claves para él. Cronológicamente el primero, ya trabajado en su tesis doctoral, es el nexo entre fe y política, en el marco de la realidad latinoamericana. Lo que ha ido desplegándose de modo especial en el estudio de la teología de la liberación, y del desarrollo de la reflexión teológica y cultural en América Latina. Luego podemos referirnos a su otro tema clásico, que es nexo de la ciencia y la técnica con la fe. Esta inquietud le ha conducido a un enfoque más socio-político y a insistir en superar la ingenua idea de que ciencia y técnica son realidades autónomas que no pueden ser analizadas desde un criterio ético. Y por lo mismo que la realidad de los pobres debe ser un criterio básico para juzgar la calidad de los desarrollos científico técnicos”, dijo Eduardo. Aprovechó de presentar los últimos escritos de Sergio, en especial el que se lanzaba ese día: “Creer en Jesús es creer en la misericordia de Dios”. Y terminó relevando la humanidad con la que nos ha sorprendido siempre: “Sergio es un hermano muy querido y querible dentro de nuestra comunidad. Buen hermano, fraterno, sincero, transparente, disponible, hondamente religioso, austero en su vida y casi molestamente coherente con sus principios. Un teólogo profundamente fiel al magisterio, pero desde una mirada crítica que busca entender en hondura lo que está siendo propuesto. Actitud indispensable para ser adultos en la fe. También Sergio es un hombre humilde, con pequeñas incoherencias que permiten reírse sanamente de él. Cosas tales como la minuciosidad de su trabajo, la fuerza con la cual defiende los espacios reservados para su trabajo intelectual, sus conflictos con los horarios, sus interminables y rituales desayunos, etc.” (leer presentación completa).
Al finalizar el superior provincial, René Cabezón ss.cc. destacó las enseñanzas y el modelo que Sergio ha entregado a tantas generaciones de hermanos. También agradeció la presencia de los consejeros generales, Fernando Cordero y Thomas Sukotriraharjo, quienes aterrizaron justo ese día aprovechando de unirse a esta celebración.
Sergio habló al final. Visiblemente emocionado, agradeció la presencia de todos y la bondad con que reconoce que Dios lo ha tratado en su vida. La fría tarde de invierno terminó de entibiarse con el tango «Volver» a capella, interpretado por el homenajeado y coreado por todos.