Atentos a los llamados que nuestra Iglesia herida nos hace, Iniciamos nuestro XIX Capítulo Provincial

El punto de partida lo dieron 3 invitadas, quienes reflexionaron sobre el rol de la mujer en la iglesia. De esta manera Quena Valdés, religiosa del Sagrado Corazón e integrante de la Padis, Carolina del Río, teóloga e integrante de Mujeres Iglesia, y Judith Schönsteirner, especialista en Derechos Humanos de la universidad Diego Portales e integrante de la Padis y de Mujeres Iglesia, expusieron cómo las mujeres han sido invisibilizadas y cómo de esta crisis se sale con ellas.

Con el objetivo de fijar las políticas y líneas de acción para el próximo trienio, se trabajarán dos grandes temas: El hombre interior y la conversión pastoral misionera. “En concreto nos hemos hecho eco de las mismas líneas del capítulo general de Roma el año pasado: las preocupaciones del hombre interior, cuidarnos, alimentarnos, hacer crecer nuestra amistad con Jesús, con su Reino, con la Misión y para eso debemos estar bien nosotros en una dimensión más espiritual, más interna de cada cual. Y la segunda es una visión más externa, que tiene que ver con la misión pastoral y misionera, haciéndonos eco de la invitación del Papa”, explicó René Cabezón, Superior Provincial de Chile – Argentina.

Este Capítulo tiene la particularidad que se realizará en dos etapas, dada la necesidad y el momento histórico. Tras la sesión constitutiva, donde se eligieron los temas y las comisiones, se está realizando esta primera etapa de 5 días, que serán de reflexión y sobre todo de escucha a diversos invitados, entre ellos dos víctimas que expondrán sus testimonios. En octubre será la segunda etapa, tiempo que permitirá realizar las votaciones de las conclusiones de una manera más tranquila y meditada.

El Provincial, René Cabezón, se mostró confiado en que este será “un espacio de mucha fraternidad, para ayudarnos a descubrir juntos nuevos caminos. Quisiera que el modo de hacer las cosas sea lo más participativo posible, creo que eso es un valor en sí mismo, porque si hacemos las cosas de una manera nueva, distinta, más colegiada, entre todos podremos pensar y descubrir la voluntad de Dios”.

Finalmente enfatizó que es necesario “tomar conciencia de las cosas que hemos hecho mal en la dimensión de la conversión y estar abiertos a iniciar procesos que van a ser largos e ir cambiando nuestra forma de hacer las cosas como iglesia y como congregación, redoblando la fidelidad a Jesús, a su Reino. Somos discípulos como Pedro que lo negamos, nos hundimos en las aguas, pero a pesar de eso él nos sigue diciendo que, sobre este Pedro -que es nuestra Provincia y nuestra vida religiosa- construiré mi iglesia. Pero una iglesia inclusiva en que todos estemos ahí, hermanos, hermanas y laicos, no solo nosotros sintiéndonos privilegiados, sino muy humildemente sintiéndonos invitados, enviados y llamados”.

Ir al contenido