Hasta la parroquia San José del barrio Libertad, en Merlo, Buenos Aires, llegaron aproximadamente 50 mujeres del decanato Libertad-Pontevedra para sostener un encuentro, en compañía de la teóloga feminista, profesora de bioética en la jesuita Universidad del Salvador, Sabrina Marino, quien generosamente accedió a sumarse a la propuesta.
La idea original surgió de un grupo de participación activa en parroquias del decanato Libertad-Pontevedra que pretendía animar a las mujeres de otras comunidades para regalarse un espacio de reflexión teológica y, desde la mirada femenina, «re pensar» la participación dentro de Iglesia de la que son parte fundamental.
Durante unas semanas, cuenta Rosalía Cardozo, una de las organizadoras, en su informe final, «difundimos la invitación para una charla-debate, abierta a toda la diócesis a la cual asistieron mujeres de decanatos y zonas de: Pontevedra, Libertad, Barrio Nuevo, El Cortijo, Mariano Acosta, Merlo y Cuartel V, Moreno. En un primer momento, Sabrina nos presentó el contexto histórico-social en el que vivían las mujeres antes y durante la época de Jesús y nos animó a confrontarlo con la actualidad. A continuación propuso conocer más, acerca de dos mujeres importantes para Cristo: María, su madre y María Magdalena, su discípula; pero previamente, nos invitó a compartir lo que sabíamos sobre ellas. Después, empleando como fuentes la Biblia y algunos documentos del Magisterio de la Iglesia, proyectó algunos videos que nos ayudaron a ampliar nuestro conocimiento sobre estas mujeres y a reconocer lo valioso de su discipulado; como así también cuál fue la mirada y el trato de Jesús para con cada una».
En un segundo momento, continúa, «realizamos trabajos en pequeños grupos en los que se discutió sobre las ideas que más resonaron de los aportes de la teóloga y se analizó el lugar que se les da a las mujeres en nuestra Iglesia hoy. Espacio que culminó con un plenario para compartir las producciones grupales y sintonizar las miradas».
Plenario y expectativas
El informe final, redactado por Rosalía, da cuenta de las ideas que marcaron la experiencia:
– Conocimos a las dos Marías desde nuevas perspectivas, distintas a como nos enseñaron sobre ellas. Mujeres protagonistas, con gran actitud y decisión.
– Ideas que impactaron: Mujer como objeto al servicio del varón ya desde esa época y la historia mal contada, por ejemplo sobre María Magdalena. Aceptamos lo que nos dicen. Si tenemos dudas, por qué no investigar, animarnos a ir más allá. Es una Lucha cultural la de las mujeres. Como mujeres solemos cuestionarnos cosas, pero cuando se trata de religión o del ámbito religioso, no nos cuestionamos. Se hace necesario revertir la imagen negativa de las mujeres en la biblia (lo malo, la tentación, lo corpóreo es pecado). Nos hicieron creer que éramos indignas. Sin embargo, se comienzan a visualizar algunos sacerdotes que con pequeños gestos y actitudes, intentan generar cambios positivos de inclusión de la mujer.
– Hay mujeres muy dispuestas y muy capaces que ya están animando a las comunidades; pero otras todavía mantenemos esas tradiciones patriarcales. No superamos el clericalismo, ese estar pendientes del cura para resolver. No llevamos cosas adelante por esperar aprobación. Hasta muchas veces somos cómplices del silenciamiento o naturalizamos el maltrato o el no cedernos espacios de participación.
Estamos en algunas pastorales mayoritariamente, pero hay instancias de decisión en las que no estamos o no se nos llama, pero tampoco lo reclamamos.
Humanizar a Jesús, nos anima a seguirlo, nosotros también podemos. Reconocer el patriarcado, para poder hacer algo diferente. No seguir reproduciendo el machismo. Mirar la realidad y ver qué podemos hacer, pero no desde un lugar culpógeno, sino desde qué nuevas oportunidades tenemos. Valorar nuestra naturaleza “multifacética”.
- Las mujeres somos poco unidas, nos cuesta cuidarnos entre nosotras. Respetarnos y tener empatía. En situaciones de maltrato hacer valer nuestra dignidad sin atacar, al modo de Jesús, pero no dejarnos pisotear. No naturalizar.
- Necesitamos tener y asumir más protagonismo dentro de la Iglesia, también en los espacios de toma de decisiones. Podríamos visualizar en la diócesis, mujeres de fuerte referencia en sus comunidades. Conocerlas y saber qué hacen. Las catequistas llevar estas inquietudes y dar una catequesis con una mirada feminista e inclusiva.
Como comentarios de la jornada, con alegría, recibimos devoluciones positivas como las que siguen:
“Es importante que haya más espacios como este, para pensar, reflexionar. Tener una mirada crítica para generar cambios”, “es un espacio positivo para la Iglesia y el lugar de las mujeres en la Iglesia. Para conocer y descubrir otras voces”, “éste es un espacio necesario donde encontrarnos, escucharnos y compartir testimonios”, “es importante compartir con otras mujeres de otros lugares, pero que vivimos situaciones parecidas”. “Hay que repetir estos encuentros”…
Por último, tenemos que reconocer que superó nuestras expectativas para una primera vez; porque resultó un encuentro fraterno en el que se generó un ambiente cálido en donde el interés y la participación fluyeron con naturalidad. Por esto, no queda más que agradecer especial y profundamente al soplo del Espíritu que no cesa de inquietarnos y animarnos para seguir andando…