Estar constantemente en formación, darse espacios para la revisión de cómo se está viviendo el ministerio, se ha transformado en una necesidad cada día más visible y consciente. Durante diez días, 10 hermanos de Perú, Brasil, Chile, Ecuador, Colombia, México y Perú, de hasta 7 años de ordenados, se reunieron en Chile para sostener un encuentro de formación permanente a cargo de Guillermo Rosas, coordinador de la formación permanente de la Conferencia Interprovincial de América Latina (CIAL).
“Este es un encuentro regular de la congregación, la idea es revisar en profundidad la vida ministerial en varios aspectos: cómo estoy viviendo mi sacerdocio, en qué, con quiénes, con qué dificultades y con qué logros. Luego revisamos algo más personal, es decir, cómo estoy viviendo este momento de mi vida, con qué dificultades, con qué tensiones. Luego una mirada más social: qué pasa en mi país, cuáles son los desafíos que me presenta hoy día la cultura, la sociedad, los acontecimientos, y al final algo más congregacional donde nos preguntamos qué desafíos descubrimos para este momento a partir de nuestro carisma propio de los Sagrados Corazones, y a partir de las grandes orientaciones de nuestro último capítulo general”, cuenta Guillermo Rosas.
Los hermanos que llegaron a la casa de Macul, en Santiago, fueron: Marco Ramírez (México); Brian Cruz, Franklin Astorga (Perú); Fabián Cifuentes (Colombia); Víctor Gualán, Luis Quishpe (Ecuador); Edmar Oliveira, João Lucas Alves, Alexandre de Campos Leite (Brasil); y Nicolás Viel (Chile). Además están acompañados por José Vicente Odriozola –en el acompañamiento espiritual- y David de la Torre (Ecuador), apoyando a Guillermo en los temas. En la mitad del encuentro partieron unos días a Las Trancas, al interior de Chillán, donde también aprovecharon de visitar a Sergio Pérez de Arce, Administrador Apostólico de esa diócesis.
Para Víctor Gualán fue un momento de “reencontrar a los hermanos con quienes compartí este recorrido de formación. Pude rehacer pasos, recordar lugares, reencontrar personas con las que pude descubrir la grandeza de ser ss.cc. Y esto es sin duda ponerse delante de la gracia de Dios que en medio de la fragilidad humana saca los mejores frutos, y eso ha sido siempre por la misericordia de Dios. Agradezco a la congregación por acompañar este hermoso proceso”.
Edmar Oliveira, de Brasil, valoró la posibilidad de volver a encentrarse con tanta gente querida que marcó el proceso de formación, pues ellos vivieron su noviciado y la comunidad de profesos en Chile. “Fueron días más que especiales, porque además de reencontrar hermanos, conocer a otros, es una alegría grande. Reencontrar Chile, personas, familias, estar junto a la gente que acompañamos, con quienes trabajamos juntos. He compartido y vivido la formación en esta provincia que siempre ha acogido a los estudiantes con tanto cariño, en este país hermoso tan acogedor que nos hace tan bien”, compartió.
En tanto Nicolás Viel, quien acaba de cumplir dos años de ministerio sacerdotal, dijo que “lo más hermoso del encuentro fue la fraternidad, revisar la vida juntos, compartir experiencias, fracasos pastorales, preocupaciones, dolores respecto de nuestros países de América Latina en los que estamos sirviendo y ver cómo la congregación, la Iglesia del papa Francisco y la cultura actual nos da impulsos, nos hace invitaciones para pensar nuevas formas de vida, nuevas fidelidades al evangelio y al proyecto del Reino. Tener la oportunidad de vivir la fraternidad así, es de una riqueza enorme”.