Arnoldo Vega un amigo en el camino del seguimiento de Cristo entre los pobladores.
Hijo de la Iglesia profética en tiempos de la dictadura. El Papa en su reciente visita nos recordó aquello que fuimos en aquella época. Arnoldo lo mantuvo vivo hasta el final de su vida.
De familia lotina con su impronta de dolor y lucha, de dignidad a toda prueba. Se encontró con Jesús de Nazaret y no lo dejo nunca. Buscador de caminos nuevos para una Iglesia que se encarna en el mundo de los pobres, obreros y pobladores. El hermanito Carlos de Foucauld y los curas obreros lo inspiraron siempre. Su vocación sacerdotal tuvo su propio signo, un carisma de seguimiento de Jesús encarnado en los pobres.
No es fácil abrirse camino en la Iglesia con una vocación así. Pero la seriedad de su persona, lo auténtico de su vocación y la gracia de Dios le permitió ganarse el respeto de sacerdotes y obispos con distintos modos de comprender la pastoral de la Iglesia.
Un hombre discípulo de Cristo con hondura profética, su decir tenía que ver con su manera de ser y de vivir. Se podía no estar de acuerdo con su manera de ser sacerdote, pero su camino fue consistente.
Arnoldo logro ser un sacerdote poblador, se hizo uno con los pobres, al modo de Jesús de Nazaret.
Sin quererlo fue una piedra en el zapato para una Iglesia clericalista, diseñó con su vida un modo de ser sacerdote, más hermano, vecino, poblador, compañero de pellejerías, penas, luchas y esperanzas, mas pueblo, gente, ciudadano que padre. Sin dejar de ser sacerdote al modo de Jesús, mantuvo su condición de uno más entre los necesitados.
La huella que dejó entre los pobladores de la población Libertad de Talcahuano fue inmensa, hay agentes pastorales que han seguido su estilo de apostolado cercano y misericordioso siendo un aporte significativo en nuestra Iglesia, la Pastoral de la Esperanza es una muestra de ello. Su salud no lo acompaño en su deseo de acompañar la vida de los pobres.
Debemos confesar que me queda una interrogante con Arnoldo: “no cuido su salud”. Nos hubiese gustado que se preocupara más de su salud. Prefirió estar con los sufren que cuidarse, el servir lo vivió en oposición al auto cuidado. Este es un tema importante hoy en estos tiempos de pandemia, cuidarse y cuidar, van de la mano.
A pesar de su debilitada salud que le trajo tantas limitaciones, su corazón misericordioso y liberador se mantuvo activo y dio sus frutos.
Pensamos que los tiempos de conversión que vive la Iglesia y especialmente el clero requiere de un cambio de actitud, de modo de ser. El mirar la vida de Arnoldo, más bien humilde, silenciosa, encarnada entre los pobres, muy fecunda evangélicamente, nos muestra un camino de conversión importante, una fuente de motivación para un renacer de la Iglesia.
Mario Soto ss.cc.