Mateo 18, 21-35
En este texto quiero focalizar especial atención en la Compasión que sintió el rey ante la suplica del funcionario (“Tenga paciencia conmigo y le pagaré todo”). Una de las definiciones que encontré sobre la compasión fue: “Sentimiento de misericordia que se produce al ver a alguien y que impulsa a aliviar su dolor o sufrimiento, a remediarlo o a evitarlo” con esto podemos darnos cuenta que sin esta virtud no hay perdón, porque solo desde la compasión pudo ser impulsado a actuar en favor del funcionario. Solo desde la compasión pudo perdonarle toda la deuda y dejarlo en libertad, acciones que ni el mismo funcionario las pidió. El Rey fue mucho más allá de lo que se esperaba, mostrándonos una vez más que para Dios no hay límites, ni siquiera para el perdón. Nos vuelve a recordar que El funciona siempre desde otra dinámica, en donde muchas veces nos sigue dejando fuera de toda lógica.
Ante tal gracia, solo queda tener una actitud de alegría infinita, de libertad ante todo lo perdonado. Pero la historia sigue y para sorpresa nuestra el funcionario deja mucho qué desear con su actitud, y es castigado por no ser compasivo con su compañero.
Finalmente el texto nos sigue invitando a tener un corazón compasivo con todos, sobre todo si reconocemos que a nuestro mundo de hoy le falta compasión para entrar en la sintonía del evangelio. «La compasión no justifica la injusticia … la justicia es parte fundamental del Reino»