Con la Cantata de los Derechos Humanos, interpretada por un grupo de pobladores de la Granja, y grabada absolutamente online, celebraremos el vigésimo aniversario de la pascua del Tata Esteban.
La iniciativa es liderada por María Lucy Casanova, profesora de música y coordinadora de la agrupación “Ecos de Esteban”, quien destaca la importancia de la cultura en la sociedad y del legado de Esteban Gumucio, enfatizando que “es historia presente y será futuro. No tengo duda de eso”.
Lucy llegó a los 15 años desde Rengo a vivir en el paradero 18 de Santa Rosa, ahí conoció al padre Esteban, en la Parroquia de San Pedro y San Pablo, lugar donde junto a sus compañeros del liceo 13, y al amparo del mismo Tata Esteban, empezaron a interesarse por lo social y la cultura, llegando con el tiempo a transformarse en un movimiento cultural en la población.
“Desde ahí uno empieza a crecer y a mirar desde otra perspectiva. Al ver al ser sufriente, la injusticia, uno observa y se da cuenta que las expresiones artísticas son un motor fundamental para lo que es la denuncia, pero también para el anuncio” enfatiza Lucy.
¿Cómo fue avanzando la cultura en las poblaciones de La Granja?
Luego de salir del liceo, entré a estudiar pedagogía en música en la Universidad de Chile, en contexto de plena dictadura. Y justo en esa época, la actividad cultural a nivel de las poblaciones no se detuvo por todo lo que estábamos viviendo como país en ese entonces.
El teatro creció mucho en las poblaciones. Fueron naciendo una serie de movimientos muy bonitos. Para mí la cultura es el pilar fundamental para el desarrollo de un pueblo, en el sentido de que te hace pensar, te hace desarrollar el pensamiento y la creatividad.
¿Cómo fue el proceso de organizar la cantata de los derechos humanos en la población durante los últimos años?
Con un grupo de gente de la población, luego de varios intentos fallidos y después del terremoto del 2010, nos propusimos llevar expresiones artísticas a las poblaciones para que la gente vea expresión cultural. Y es así como trajimos al grupo de ballet folclórico nacional y hubo más de 600 personas en el gimnasio de la escuela al frente de la parroquia San Pedro y San Pablo. Luego de esa actividad, trajimos al coro sinfónico de la Universidad de Chile, con la misma cantidad de espectadores.
Después de este gran hito, nos planteamos que la misma gente de la población empiece a desarrollar esta actividad y hacerla propia. Y es así como llegamos a hacer una convocatoria para la cantata de los derechos humanos del padre Esteban. Obra que la misma gente propuso, ya que el Tata Esteban es el líder espiritual, político y social que representa a los pobladores y pobladoras de La Granja.
¿Cómo ha sido organizar esta actividad en pandemia?
Nosotros alcanzamos a realizar solo un ensayo presencial, luego nos mandaron a cuarentena. Y desde mediados de marzo todo ha sido de manera virtual. Primero hubo gente que se retiró, porque no todos estábamos preparados para usar un celular, el que sería el medio de comunicación para prácticamente todo.
Como gente que se retiró, hubo otra, que llegó. Porque le interesó el proyecto, más allá de si esto era online.
¿Cómo es la metodología de los ensayos online?
En la cantata son 4 voces: soprano, contralto, bajo y tenores. Cada cuerda tiene un jefe, quien se encarga de grabar y mandárselo a sus integrantes. Los ensayos son por cuerda, vía online, todos los sábados, y ahí el jefe va viendo uno por uno.
Con respecto a la obra la dirección coral la tiene Cecilia Barrientos; la de orquesta, Nicolás Acevedo, y hay un grupo de invitados de música latinoamericana que son justamente los que hacen la parte instrumental y cantada, realizada por Andrés Bahamondes.
El coro está compuesto por 22 personas y con la relatoría de José Secall, familiar de Roberto Parada, el relator de la primera cantata de los derechos humanos realizada en 1978.
¿Cómo fue la acogida de los pobladores?
Hubo de todo, donde la gente llegó a cantar y llegó con mucho miedo, diciendo que no sabían hacerlo. Eso nos dio lo mismo, es más nos interesaba que no supieran, porque trabajaríamos en conjunto y todos aprenderíamos. Para muchos su gran sueño es algún día poder cantar, incluso llegar a ser cantante. Recuerdo las primeras clases con gente de más de 50 años. Entonces, te das cuenta de cómo esto está significando un desarrollo desde lo más profundo.
¿Crees que están más latente que nunca las enseñanzas de Esteban?
La enseñanza del padre Esteban es una cuestión que no termina. Esto crece y sabes que va creciendo porque día a día se va dando naturalmente la necesidad de entenderlo. Y si lo conociste o no, él es más allá que carne y hueso, es un ser dialéctico. Su enseñanza no es una cuestión estática, no es para un momento. Su enseñanza va más allá.
Hoy día está más presente que nunca, en este Chile enfermo, dolido, acongojado y cuando aparece la figura en este momento del padre Esteban es que dice «vamos para arriba, tenemos que sacarlo de alguna forma».
¿Qué te genera realizar esta labor de cantata de los derechos humanos?
Yo creo que estoy cumpliendo una responsabilidad para la cual nací. Yo nací para esto, para ser profesora, trabajar con el arte.
¿Algún mensaje para comunidad ss.cc?
Por un lado, agradecer esta apertura de puertas a la cultura. Y por otro lado creo que la iglesia debe seguir creciendo en el papel de que el pueblo vaya aprendiendo a ver, que vaya desarrollándose y uniéndose.