En Viernes Santo se realizó el tradicional Vía Crucis Popular en la Villa Grimaldi, comuna de Peñalolén, en Santiago.
La caminata se inició a unas cinco cuadras del lugar, fue animada con canciones y presidida por las cruces de comunidades cristianas que participaron.
Uno de los momentos de mayor emoción se vivió en las puertas de Villa Grimaldi, donde cada año se rinde homenaje a las víctimas de derechos humanos durante la dictadura en Chile, las que son recordadas en este «santo lugar» que es uno de los sitio de memoria más importantes del país.
Luego, en la carpa central se realizaron reflexiones por parte de diversas organizaciones cristianas tanto católicas como evangélicas. Los testimonios en video que se exhibieron en este espacio dieron cuenta de situaciones de dolor. La lectura de la palabra de la muerte de Jesús fue proclamada por la religiosa Caroline Mayer.
Entre los problemas expuestos resultaron especialmente conmovedores las denuncias contra la violencia hacia las mujeres, la situación de marginación de los niños, y las injusticias cometidas contra las personas de diversidad sexual. La vida cotidiana con sus problemas, laborales, de salud, vivienda y educación también se manifestaron en distintos momentos de las seis estaciones de este vía crucis.
La última estación estuvo reservada a los motivos de resurrección y vida. La lectura del evangelio la hizo el párroco de San Cayetano de La Legua, el presbítero Pablo Palma y la homilía estuvo a cargo de la obispa luterana, Izani Bruch.
También se hizo memoria de detenidos desaparecidos y de amigos y familiares que fallecieron por el covid. Se oró tanto por los presos de la revuelta como por la Convención Constituyente cuyo trabajo es una esperanza para cambiar el sistema injusto, se manifestó.
En el encuentro participaron presencialmente casi 300 personas pertenecientes a diversas comunidades cristianas de Santiago, especialmente de sectores populares, más otras que siguieron la actividad por redes sociales.
Arquidiócesis de Santiago
Entre tanto, este mismo Viernes Santo pero a las 19 horas se realizó el Vía Crucis que organiza el Arzobispado de Santiago, con la presencia del cardenal Celestino Aós.
Este tuvo lugar en la Parroquia Esmeralda en la comuna de Colina, en el sector norte de la capital.
También en diferentes diócesis del país se realizaron actos similares.
En Roma
Casi dos años después de aquel 19 de abril de 2019, este Viernes Santo, 15 de abril de 2022, el Vía Crucis volvió a celebrarse en el Coliseo de Roma. En 2020 y 2021, años signados por la pandemia del COVID-19, la célebre cita del segundo día del Triduo Pascual debió trasladarse a la Plaza de San Pedro y realizarse sin presencia de fieles a causa de las medidas restrictivas.
Cerca de 10.000 fieles y peregrinos -según la Questura de Roma- se congregaron en el Coliseo para acompañar al Papa Francisco en el conmovedor momento de oración y otros tantos se conectaron a la transmisión en directo a través de los medios y las redes sociales.
En la meditación de las XIII Estación del Vía Crucis se realizó una pausa de silencio orante por la paz en el mundo: «Ante la muerte, el silencio es más elocuente que las palabras. Hagamos, pues, una pausa en el silencio orante y recemos cada en nuestro corazón por la paz en el mundo».
Al final, el Papa Francisco pronunció una potente oración, que compartimos a continuación:
Padre misericordioso,
que haces salir el sol sobre buenos y malos,
no abandones la obra de tus manos,
por la que no dudaste
en entregar a tu único Hijo,
que nació de la Virgen,
fue crucificado bajo Poncio Pilato,
murió y fue sepultado en las entrañas de la tierra,
resucitó de entre los muertos al tercer día,
se apareció a María Magdalena,
a Pedro, a los demás apóstoles y discípulos,
y siempre está vivo en la santa Iglesia,
que es su Cuerpo viviente en el mundo.Mantén encendida en nuestras familias
la lámpara del Evangelio,
que ilumina alegrías y dolores,
cansancios y esperanzas;
que cada casa refleje el rostro de la Iglesia,
cuya ley suprema es el amor.
Por la efusión de tu Espíritu,
ayúdanos a despojarnos del hombre viejo,
corrompido por pasiones engañosas,
y revístenos del hombre nuevo,
creado según la justicia y la santidad.Tómanos de la mano, como un Padre,
para que no nos alejemos de Ti;
convierte nuestros corazones rebeldes a tu corazón,
para que aprendamos a seguir proyectos de paz;
haz que los adversarios se den la mano,
para que gusten del perdón recíproco;
desarma la mano alzada del hermano contra el hermano,
para que donde haya odio florezca la concordia.Haz que no nos comportemos como enemigos de la cruz de Cristo,
para que participemos en la gloria de su resurrección.
Él, que vive y reina contigo,
en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.
Amén.