A siete años de su publicación, la carta encíclica del papa Francisco, Laudato Si’, es reflexionada por toda la iglesia que busca discernir una respuesta a la crisis ecológica porque hoy, ya es necesario actuar.
Del 22 al 29 de mayo tiene lugar en toda la iglesia la Semana de la Laudato Si’, cuyo inicio fue marcado por el mismo papa Francisco en el rezo del Ángelus el domingo último. Se trata de celebrar el séptimo aniversario de la encíclica Sobre el Cuidado de la Creación, bajo el tema «Escuchar y caminar juntos«, y que tiene por lema la cita «Unir a la familia humana para proteger nuestra casa común» (LS 13).
En muchos países han sido las conferencias episcopales las que ha llevado adelante las iniciativas de esta semana, e incluso, iniciaron con una misa especial el domingo 22, Día Mundial de la Tierra, como sucedió en Argentina y en otros pueblos latinoamericanos. Los eventos internacionales de esta semana se pueden seguir aquí.
Plataforma
El Vaticano ha creado la Plataforma de Acción Laudato Si’ para brindar capacitación a instituciones, comunidades y familias para implementar cabalmente la encíclica. Las inscripciones se hallan abiertas hasta el próximo 4 de octubre y el día 14 de noviembre, Día Mundial de los Pobres, comenzarán las inscripciones para el segundo ciclo.
El cardenal Michael Czerny, SJ, prefecto interino del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que patrocina la Semana Laudato Si’, dijo: “Mientras la compra de combustibles fósiles financia guerras y destruye aún más la creación de Dios, nuestro Santo Padre nos llama a no desesperar sino a unirnos, a no lamentar esta destrucción sino a tomar medidas urgentes juntos. Unámonos como una familia católica global comprometida con la paz y el cuidado de la creación de Dios en la Semana Laudato Si’ 2022”.
Objetivos
Los objetivos de esta encíclica buscan redefinir y reconstruir las relaciones entre las personas y de estas con la naturaleza. Su enfoque holístico tiene en cuenta los límites planetarios de todos los sistemas socioeconómicos y las raíces humanas de la crisis ecológica. Por eso, se ha afirmado que estos objetivos llaman a una verdadera revolución espiritual y cultural para lograr una ecología integral.
Los objetivos indicados son: respuesta al clamor de la tierra, respuesta al clamor de los pobres, economía ecológica, adopción de estilos de vida sostenibles, educación ecológica, espiritualidad ecológica y resiliencia y empoderamiento comunitario, lo cuales se pueden leer con detalles aquí.
“La vida está conectada y solo existe, sobrevive interconectada. Que el aislamiento, el individualismo, el narcisismo, ahogan el misterio mismo de la vida y que en la encíclica nos da una clave siempre antigua y siempre nueva para poder leer el Evangelio y la propuesta de Jesús. Esa certeza de que Él está aquí, entre nosotros, y que lo que quiere es que todos podamos tener vida y tenerla en abundancia como se nos dice en el capítulo 10 del Evangelio de Juan”, reflexionó hace poco la hermana Liliana Franco, odn, presidenta de la Confederación de Religiosas y Religiosos de América Latina (CLAR) y agregó que “lo que el Papa está haciendo es animarnos a seguir contribuyendo al cuidado de la vida”.
Cambio Climático
Chile es uno de los países que más está expuesto al cambio climático. De acuerdo a los modelos climáticos de los expertos, el norte chileno, las precipitaciones seguirán bajando casi el 20%, el nivel medio global del mar ha aumentado unos 21 centímetros a un ritmo acelerado desde el 1900, alcanzando su valor más alto en 2020.
En un ciclo de charlas de la Universidad Católica de Valparaíso la semana pasada, el doctor Deniz Bozkurt, investigador del (CR)2 informó que un nuevo estudio predice que si no se cumplen los objetivos fijados en el Acuerdo de París, las masas glaciares que cubren la Antártica podrán empezar a romperse mucho más rápido en la segunda mitad del siglo. Incluso, si los países que se adhieren al Acuerdo Climático de París reducen sus emisiones y limitan el aumento de la temperatura a dos grados centígrados antes del fin del siglo, el derretimiento de los glaciares en la Antártica podría provocar que el nivel del mar aumente 5,03 metros para el año 2500.