Se trata de Javier Campos Morales y Joaquín César Mora quienes fueron ejecutados este 20 de junio al interior del templo de la comunidad de Cerocahui en el municipio de Urique, Chihuahua, México. Además, según las agencias de noticias, fueron muertos un guía turístico y otros cuatro turistas desaparecidos, en la perpetración de dos ataques con diferencia de horas. Desde estas páginas SS.CC. compartimos el dolor y solidarizamos con nuestros hermanos jesuitas de Chile y América Latina.
Los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales, de 78 años, y Joaquín Mora, de 80, han sido asesinados este lunes al interior de la iglesia de la comunidad de Cerocahui, en la sierra Tarahumara (Chihuahua) cuando le daban refugio a un hombre que era perseguido, el guía turístico Pedro Palma, de 60 años. Unos tipos armados irrumpieron en el templo a balazos y asesinaron a los tres, según han confirmado las autoridades. Pese a las súplicas del único sacerdote que se salvó del fuego, los criminales arrojaron los cuerpos a una camioneta y se encuentran desaparecidos. Además de los clérigos y el guía, otras cuatro personas fueron secuestradas la mañana del lunes en esa pequeña comunidad, de poco más de 1.000 habitantes. Dos hombres, una mujer y un menor de edad, según informa la Fiscalía Estatal.
Las autoridades, que desde un primer momento se han centrado solo en el crimen de los jesuitas, han confirmado que se trató de dos ataques. El primero, por la mañana, según las llamadas al 911, en el que fueron secuestrados Paul Osvaldo B. y Armando B, además de una mujer y un menor de edad, de los que no han proporcionado más detalles. El segundo, alrededor de las 13.00 horas dentro de la iglesia. Según el comunicado de la Fiscalía, Pedro Palma fue llevado hasta el templo, donde fue asesinado a balazos junto a los sacerdotes que trataron de socorrerlo. Los cadáveres de todos se encuentran en paradero desconocido.
El principal sospechoso es un líder criminal de la zona, José Noriel Portillo, alias El Chueco, según informa la prensa local. La región vive asediada por el control del crimen organizado de las tierras y los bosques, con miles de desplazados a punta de fusil, y la impunidad absoluta que sufre no solo esta zona marginal y pobre del norte de México, sino muchas otras en todo el país.
La gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, ha condenado la matanza de los sacerdotes durante una rueda de prensa este martes, aunque no ha mencionado los otros crímenes, que se encuentran en una investigación preliminar, según el comunicado de la Fiscalía estatal. Ha sido la denuncia por redes del hijo de Palma, Ricardo, la que ha advertido que el crimen de Cerocahui se trató de una matanza mayor, con siete víctimas en total. No se sabe qué ha sucedido todavía con los cuatro secuestrados.
REACCIONES JESUITAS
La comunidad de Jesuitas México lamentó su asesinato y dedicó un mensaje a los dos sacerdotes para agradecer su “vida y misión”, que entregaron de cuerpo y alma en la Sierra Tarahumara durante décadas.
“No solo eran curas de Sacristía, sino verdaderos amigos, papás, hermanos, compañeros de camino” dijo otro sacerdote de la comunidad tarahumara. Los testimonios de quienes los conocieron coincidieron en que ambos sacerdotes eran parte del pueblo y que murieron en la raya, tratando de proteger a la comunidad en todo momento.
La Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús demandó la adopción de “medidas de protección para salvaguardar la vida” de los jesuitas, religiosas, laicos y de toda la comunidad de Cerocahui.
Denunció que estos crímenes no son hechos “aislados” pues “todos los días hombres y mujeres son privados arbitrariamente de la vida”.
“La sierra tarahumara, como muchas otras regiones del país, enfrenta condiciones de violencia y olvido que no han sido revertidas”, agregó la Compañía de Jesús.
Según expertos, indican las agencias, la sierra de Chihuahua es una importante ruta de trasiego de drogas hacia Estados Unidos por lo que es violentamente disputada por cárteles del narcotráfico. Mientras que unos 30 curas han sido asesinados en la última década en México, según la ONG Centro Católico Multimedial.
Cabe señalar que en México, miembros de diversas órdenes religiosas deben actuar como defensores y mediadores entre los habitantes de sus comunidades y los sicarios del crimen organizado que allí operan.
En estados como Michoacán (oeste) o Guerrero (sur) algunos de ellos han apostado por el diálogo con los narcotraficantes como forma de pacificar dichas regiones, usualmente empobrecidas y con escasa presencia estatal.
Los hechos han causado gran impacto en América Latina tanto en comunidades religiosas como en comunidades de base.
El Prepósito Provincial, Luis Gerardo Moro Madrid SJ, ha escrito lo siguiente:
Hermanos:
Con profundo dolor e indignación les informo que el día de hoy 20 de junio por la tarde, en Cerocahui, Tarahumara, los padres Javier Campos, SJ, y Joaquín Mora, SJ, fueron asesinados en el contexto de violencia que vive este país, luego de intentar defender a un hombre que buscaba refugio en el templo y que era perseguido por una persona armada.
En este momento estamos gestionando ante las autoridades federales y estatales la seguridad de nuestros hermanos jesuitas Esteban Cornejo, SJ, Jesús Reyes, SJ, y Jesús Zaglul, SJ, y del equipo pastoral de la parroquia.
El día de mañana condenaremos públicamente esta tragedia y exigiremos una pronta investigación y seguridad para la comunidad.
Avisaremos sobre las siguientes acciones que como Provincia Mexicana estaremos encauzando.
Les pido unirnos en oración por ellos.