La presencia de la congregación SS.CC. en la diócesis de Copiapó, ha buscado aportar al sínodo diocesano y relevar el protagonismo laical. Este es el testimonio recogido.
Un equipo de trece personas, entre laicos y religiosos, lideran el Sínodo en la Iglesia que camina en Atacama, entre ellas Karen Rojas, quien coordina junto a Alex Vigueras ss.cc, este proceso participativo al que convocó el Papa Francisco a la Iglesia Universal.
Karen, nos cuenta que se siente muy agradecida y privilegiada, por liderar este equipo, como laica y mujer. Trabaja hace siete años en la diócesis de Copiapó, en la Vicaría Pastoral y se sintió honrada que la invitarán a participar en este proceso: “Se me dio esta oportunidad hermosa y conformamos un grupo muy diverso, que nos hemos ido afiatando, ya que veníamos trabajando juntos desde la Asamblea Eclesial Latinoamericana, un muy lindo trabajo y buen equipo”, relató.
La Diócesis de Copiapó, liderada por su obispo Ricardo Morales, sirve a toda la Región de Atacama. Tiene 21 parroquias y 120 capillas, las que están presentes en tres valles: Valle Norte (Provincia de Chañaral), Valle Centro (Provincia de Copiapó) y Valle Sur (Provincia de Huasco).
La presencia de la Congregación Sagrados Corazones, es en la parroquia Espíritu Santo en el Valle Norte, comuna de Diego de Almagro.
En ella, la agente pastoral Paola Mondaca, ha vivido el Sínodo comunitariamente, respondiendo a la invitación del Papa Francisco: “Es el Espíritu Santo, quien nos llama a esta renovación, donde todos somos conscientes que necesitamos ser una iglesia al estilo de Jesús, a pesar de las tempestades que tenemos, confiemos en el Espíritu que nos guía y nos da el discernimiento para seguir peregrinando. En nuestra parroquia, hemos hecho camino al Sínodo, participando en la misión realizada en el verano, en la asamblea diocesana y en el encuentro del Valle Norte. Parroquialmente, analizamos nuestras fortalezas y debilidades, para comenzar a vivir en sinodalidad”, relató Mondaca .
Misiones y Escuela Sinodales
En las iniciativas propias de la diócesis de Copiapó para el Sínodo, destacan las “Misiones Sinodales”, realizadas en enero pasado y las Escuelas, que tuvieron lugar este primer semestre.
La coordinadora del Equipo Sinodal, Karen Rojas, cuenta que se dividieron en dos grupos: uno lideró las misiones y el otro las escuelas. “Fuimos a misionar este verano con el equipo, una experiencia que nos dio la esperanza de seguir trabajando, aunque también hay cosas que te van limitando en el proceso, hay gente que no cree en el llamado y no se quiere sumar”, lamentó Rojas.
Asimismo, agrega Karen, al preparar la misión llegaron muchas personas que luego desistieron: “Llegamos un día lunes a misionar y ante nuestro asombro, habían muchos niños, de familias migrantes, que querían ser misioneros. Nos cuestionamos si ir con ellos o no, pues esperábamos más jóvenes o adultos. Cuando el padre Alex Vigueras les preguntó quiénes habían ido a misión antes, la mayoría levantó la mano. En ese momento nos hizo click en el trabajo que estábamos haciendo. Nos dio esperanza, porque a veces una se frustra en el camino, pero estos niños nos dieron un regalo hermoso que nos anima a seguir“, comentó emocionada la coordinadora sinodal, “El equipo atesora ese momento y lo denominamos “los niños de la esperanza”.
Las misiones fueron una actividad muy valorada y acertada en el contexto del Sínodo. Luego siguieron las, “Escuelas Sinodales”, las que se realizaron en los tres valles de la diócesis: «Presentamos el Sínodo y trabajamos las fichas consultivas , fue una instancia donde las personas pudieron conversar, siendo verdaderas asambleas barriales. Nos miramos, conversamos e interpelamos”, contó Karen.
A través de estas escuelas, el Sínodo bajó a los territorios. También se realizaron en algunos colegios católicos, donde se trabajó principalmente con jóvenes: “Fueron bien sinceros, muy descarnadas sus interpelaciones, hay algunas de ellas que pusimos en el documento de modo textual, tal como lo dijeron”, relató Rojas.
El documento elaborado por la diócesis apunta a incorporar a los jóvenes, y lo que debiéramos sanar como Iglesia.
El informe sinodal indica, en una de sus páginas, que: “La Iglesia en la que han sido posibles los abusos sexuales, de poder y de conciencia, debe ser un lugar de buen trato, seguro para niños, niñas, jóvenes y personas vulnerables. Jesús nos dejó su Iglesia para aprender a amarnos, no para destruirnos, ni abusar de los más pequeños. La voz del pueblo coincide con el Papa Francisco cuando dice que “la cultura del abuso y del encubrimiento es incompatible con la lógica del Evangelio”, (Ver informe completo aquí).
Obispo de Copiapó, Ricardo Morales y su visión del Sínodo
Consultado el obispo sobre el Sínodo en la iglesia que camina en Atacama, nos compartió el siguiente testimonio:
El proceso sinodal ha formado parte de un camino que la Iglesia en Chile ha venido recorriendo, desde antes de la pandemia. Fruto de la carta del Papa Francisco a la Iglesia en Chile, del año 2018, que respondió a la crisis de los abusos por parte de consagrados, se llevó a cabo un camino de discernimiento y escucha para entender y tomar las acciones que el Santo Padre nos pidió, es decir, volver a poner a Cristo en el centro. De esa manera, se inició un camino que preparara una Asamblea Eclesial.
Posteriormente, el Celam nos invitó a un camino para preparar la Asamblea Eclesial Latinoamericana y del Caribe.Por todo lo anterior, nuestra iglesia diocesana en la preparación del sínodo de los obispos, ha ido caminando en una serie de iniciativas que han permitido la escucha y el discernimiento, por ejemplo con una comisión de preparación para el sínodo, con misiones en el verano, con encuentros en colegios y parroquias, hasta con una encuesta para quienes no participan eclesialmente.
El camino que hemos hecho ha sido muy hermoso, la comisión de preparación del Sínodo cuenta con personas muy valiosas, especialmente mujeres, que han entregado un aporte invaluable y de las cuales me siento orgulloso, pues creo que la Iglesia que el Papa Francisco nos está invitando a construir, es una Iglesia cada vez más inclusiva y participativa.
Hemos visto, que la comisión sinodal no se acaba en la entrega de un documento, como diócesis seguimos caminando en los desafíos que el Espíritu Santo nos está pidiendo. Tenemos claro, que el trabajo para el Sínodo no se acaba este año ni el próximo, debemos seguir profundizando y ser una Iglesia cada vez más sinodal.
¿Qué frutos espera de este proceso sinodal en Atacama?
En lo personal, tengo muchas esperanzas en lo que este proceso ha significado para la diócesis de Copiapó. Considero que el grupo humano que se ha conformado, diverso y plural, nos permite una base de trabajo hacia los próximos años, que nos llevan a soñar en una iglesia más sinodal, es decir donde se puedan escuchar todas las voces y donde todos tengan un espacio, cada uno desde su vocación y misión, pero sintiéndose parte de una iglesia que abre las puertas y que no se encierre sí misma.
Creo que debemos seguir profundizando el camino ya iniciado, es decir, dando más participación a la mujer a nivel diocesano, como también abriéndonos a aquellos que se encuentran lejanos a la iglesia, pienso fundamentalmente en los jóvenes. Qué las estructuras con las cuales ya contamos, como por ejemplo consejos parroquiales y pastorales, sean verdaderamente un espacio sinodal, y no sólo una “carcasa” externa que se quede en lo formal, pienso que necesitamos dar más espacio en la toma de decisiones a quienes participan activamente en la vida de la Iglesia, aplicando el principio teológico del “sensus fidei”, que tal como nos recordó la Comisión Teológica Internacional “es una especie de instinto espiritual, que capacita al creyente para juzgar de manera espontánea si una enseñanza o práctica en particular es o no es conforme con el Evangelio y con la fe apostólica”, concluyó Ricardo Morales.