Así se resume el sentido profundo del XX Capítulo Provincial SS.CC. que el viernes 5 de agosto concluyó sus sesiones extendidas. En las próximas semanas se cerrará con las últimas decisiones a adoptar.
Cinco mujeres que desde el altar levantaron sus manos para invocar e impartir a los varones presentes la bendición final de la misa que cerró una semana intensa de reflexiones y deliberaciones, puso el toque que augura el inicio de un nuevo camino en la Provincia Chile-Argentina, de la Congregación de los Sagrados Corazones.
Participación de Mujeres
Las tres laicas que formaron parte de la comisión central de este capítulo, Bernardita Zambrano, Javiera Albornoz y Claudia Metz, junto a las religiosas de la rama femenina de la congregación, Irene Arias y Mónica Jiménez, fueron las protagonistas de este gesto litúrgico. Con ello, los hermanos quisieron simbolizar el aporte importante realizado durante este Vigésimo Capítulo Extraordinario, celebrado en Santiago, del 1 al 5 de agosto de 2022.
Irene Arias, superiora provincial y coordinadora territorial de Chile y Paraguay, se mostró muy contenta porque “ha sido un capítulo intenso, muy bueno, muy esperanzador, un poco duro, pero finalmente han llegado a conclusiones que pueden generar mucha vida”.
La religiosa también destacó la participación de mujeres por primera vez laicas en este capítulo. “Se ve un claro interés por incorporar, no solo a las mujeres, sino a los laicos y laicas, que seguramente ya será reglamentado en un artículo para dar una participación más nítida de los laicos y a las mujeres”, indicó.
En efecto, “el capítulo provincial es la mayor autoridad de la congregación, es decir, que los provinciales y los gobiernos provinciales tienen como misión aterrizar y concretar en todos aquellos aspectos que los capítulos definen”, señaló Nicolás Viel.
Y añadió: “El capítulo es una instancia de diálogo, pero este capítulo, creo, fue más democrático todavía, gracias a la presencia de las laicas que hicieron aporte muy contundentes y que no solo opinaron sobre los temas que nosotros pusimos sino que ellas mismas presentaron un documento completo que seguiremos trabajando y que probablemente sea muy decisivo para el futuro de la provincia”, señaló.
Durante la jornada de esta semana los y las capitulares abordaron temas cruciales tendientes a cambiar la cultura interna de la congregación y de este modo generar comunidades sanas y maduras, erradicando todo tipo de abusos y clericalismo.
Así fue como se trabajaron los temas de cómo se vive internamente la fraternidad, los compromisos de gestión, el modelo de gestión cultural, y el protagonismo laical y sinodalidad,
Avances
Guillermo Rosas, confesó que la expectativa que tenía sobre este capítulo se cumplió. «Hay una toma de conciencia mayor de lo que está en juego, la transformación cultural de la congregación», precisa. «Siempre me ha dado la impresión que es más de lo que pensamos. Entonces toda toma de conciencia que nos ayude a profundizar un peldaño más en esto, es bueno. Y eso creo que se ha cumplido. Acá hemos tomado conciencia de que esta es una tarea más difícil. Es algo muy importante para nosotros. Y gracias a ello uno se pone más humilde, sabe que la tarea es grande, pero que hay que ir pasito a pasito. En eso lo he encontrado muy bueno, realmente”, declaró.
Nicolás Viel, quien forma parte de la comisión central, destacó que el capítulo anterior de hace tres años, recogió una situación de crisis, tanto eclesial como congregacional respecto a los abusos, incluso la crisis producto del estallido social. Este nuevo capítulo, se encamina a proyectar un cambio cultural nacido de nuestra reflexión y situación vivida en la provincia. Vamos hacia un nuevo modo de hacer las cosas, con otro modo de vivir la fraternidad, y con otro modo de entender la autonomía”.
Comprender bien la autonomía
“Nosotros aquí hablamos de la autonomía mal entendida, porque la autonomía en sí misma es un valor. Es bueno ser autónomo, es parte de nuestra madurez psicológica y todo ser humano tiene que aprender a ser autónomo”, explica Guillermo Rosas. Y añade: “alguien hablaba de que tenemos que llegar a una autonomía inspirada por nuestra vocación y por nuestra adhesión a Dios y a su proyecto. Entonces no hacemos cualquier cosa, optamos en función de eso. Pero en fin, el tema es la autonomía mal entendida. Y en ese sentido hemos dado buenos pasos, porque no nos damos cuenta de que la autonomía excesiva tiene que ver con nuestra dificultad para comunicarnos transparentemente, abordando los problemas cuando vemos que un hermano está excesivamente independiente. En ese sentido hemos avanzado”, afirma.
Por ello, estos cinco días, más todo el proceso anterior desde abril pasado, cuando se inició el capítulo provincial, el foco de la reflexión estuvo puesto en la transformación cultural Sagrados Corazones.
“Por ello nos interesa abordar las dimensiones de la vida personal y comunitaria de los hermanos; la gestión organizacional y cómo el trabajo pastoral se hace sinodalmente, con protagonismo laical de hombres y mujeres, que entran en nuestra estructura, en nuestra vida comunitaria y en nuestras obras”, acota Viel.
Dimensión laical y femenina
Bernardita Zambrano, señaló que el primer rol que ellas, las mujeres laicas jugaron, “fue instaurar la participación laical de una instancia que solía ser solo religiosa, pero además laical femenina que, creo, con la sola presencia, éramos recordatorio de que la iglesia somos varones y mujeres. Y el gran acierto de los estatutos era que la presencia del laicado tenía derecho a voz, por lo tanto, pudimos opinar en todas las temáticas tratadas, dar nuestro punto de vista desde nuestras experiencias como mujeres y también desde la cercanía y compromiso con la espiritualidad de la Sagrados Corazones”.
Por eso Bernardita también se manifestó “satisfecha porque es un primer paso y ha sido una rica experiencia de comunión eclesial. Tengo esperanza de que instancias como estas se repitan en otras congregaciones y en toda la iglesia para que efectivamente la iglesia sea sinodal, porque si no lo somos, como dice el Papa, entonces no somos iglesia».
Las hermanas ayudaron a esta reflexión, pero como confiesa Irene, a ellas como rama femenina, ahora se les presenta “el desafío mayor de mejorar la comunión que ha estado muy debilitada en los últimos años, sobre todo en tiempo de pandemia. Necesitamos recomponer o retroalimentar esa comunión pues somos una sola familia de hermanas, hermanos y laicos, y nos necesitamos unos a otros para responder efectivamente a nuestros objetivos fundacionales”, indicó.
Acción del Espíritu
René Cabezón, superior provincial, quien al inicio de las sesiones de esta semana entregó un mensaje acentuando los desafíos pendientes, dijo haberse sentido “sorprendido positivamente por la actitud de los hermanos que han entrado en este proceso sinodal, de escucha en diferentes ámbitos, de las obras y en el corazón respecto de cómo estamos haciendo las cosas y de dejarnos interpelar sobre cómo actuar. Siento que nuestros corazones se han abierto a lo que el Espíritu nos está diciendo, ayudado también tanto a través de la voz de las mujeres laicas como de las mujeres religiosas presentes. Podemos decir que el capítulo ha escuchado al Espíritu y la realidad para tomar sus decisiones”, concluyó.
El encuentro terminó con ánimo festivo y de gratitud, sobre todo a la comisión central que preparó estas sesiones con conversatorios y documentos previos que marcaron el ambiente sinodal que caracterizó el encuentro.
El capítulo concluirá definitivamente en las próximas semanas cuando se vuelvan a reunir los y las capitulares con el fin de adoptar las decisiones que quedaron pendientes respecto de la sinodalidad y participación laical.
Luego se elaborará un documento final con todos las reflexiones y acuerdos que, una vez aprobado por el superior general de la Congregación según indican las normas internas, marcará el quehacer de la provincia para los próximos años.