Comedores parroquiales: Hoy te invitamos a conocer el comedor San José, ubicado en Argentina 

Nace al alero de la parroquia San José de Libertad, en la década de los 90, atiende tres veces por semana y entrega más de 200 porciones de almuerzo

 

Inspirados en el Mes de la Solidaridad, durante este tiempo, queremos destacar la labor que realizan los comedores parroquiales, iniciativas que surgen en las comunidades  y responden a las necesidades básicas de alimentación de las personas de su entorno.

Son las 9:00 am, en el comedor de la parroquia San José de Libertad, Argentina, poco a poco se comienzan acercar las personas a retirar su número, para más tarde traer sus ollas y poder cubrir el almuerzo para sus familias.

El comedor San José, surge en los años 90, nos cuenta Marcela Spagnoletti, agente pastoral de esta parroquia, quien visitó a las voluntarias de esta iniciativa, para contarnos sus historias.

Entre ellas, Rosita Ortiz, quien coordina el comedor los días miércoles, pues dan almuerzo tres veces por semana: “Es una tarea hermosa, es solidaridad con el hermano. Soy voluntaria desde fines del 2018, llegue de casualidad por una invitación y me quedé,  seguí en la pandemia, actualmente cocinamos  entre 180 y 220 porciones y en pandemia aumentamos a más de 300, esta es una labor muy gratificante, soy voluntaria, pero yo creo que recibo más, de lo que doy” comentó Rosita.

El equipo de voluntarias, se valora mucho, se declaran enamoradas de lo que hacen, pues lo hacen con mucho cariño: “Nuestro sello es el pan casero, los miércoles hay pan recién horneado y a las personas les encanta, es un trabajo muy bonito que nos llena de placer, formamos un equipo hermoso, estamos hermanados, viendo la necesidad del otro, nos ponemos a su servicio, es una labor que hacemos con mucho gusto, sobre todo amasar el pan” nos contó Irene Guanco, también voluntaria del comedor San José.

Pasada las 11:00 am, nuestro hermanos Elías Lara ss.cc, quien está haciendo su noviciado en esta comunidad, se pone en la puerta del comedor, para coordinar la entrega del almuerzo, mientras las personas comienzan a repletar el lugar con sus ollas.

Al interior de la cocina, ya todo está listo, huele a pan y comida casera, se olfatea solidaridad y amor, Aillén Odetto también es voluntaria, tiene 31 años, contagia con su alegría, al momento que se encarga de llenar las ollas de los beneficiarios, “yo me encargo de todo lo que es pelar, papas, cebollas, cortar el pan y también entregar la comida” comentó con mucho entusiasmo.

Este comedor se financia, cuenta Rosita Ortiz, con la ayuda de Cáritas Argentina, pero también la iniciativa toca el corazón de muchas personas, que se acercan a hacer donaciones espontáneas.

 

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