Estudio sobre abusos eclesiásticos en Chile analizó los vínculos que los originan

La Pontificia Universidad Católica de Chile, realizó un estudio sobre abusos eclesiásticos por encargo de la Conferencia Episcopal. En este participó la Congregación de los Sagrados Corazones.

En la IX Jornada Nacional “Cuidado y Esperanza” del Consejo Nacional para la Prevención de Abusos y Acompañamiento de Víctimas, realizado la semana pasada en Santiago, donde por la Congregación SSCC participaron Javiera Albornoz y Verónica Reyes, se dio a conocer el informe “Dinámicas relacionales de abuso sexual en contexto eclesial en Chile: conocer para prevenir”, realizado por la Pontificia Universidad Católica (de Santiago), y que fue encargado por el Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento de Víctimas de la Conferencia Episcopal ante la crisis generada por los casos de abusos sexuales cometidos por clérigos en el país.

Según indica el informe, «la investigación busca comprender el tipo de vínculo que ha propiciado los abusos sexuales en contextos eclesiales cometidos principalmente por clérigos a nivel nacional y que comprenden ámbitos pastorales diversos tales como, las relaciones y dinámicas existentes en parroquias, colegios, hogares, movimientos y congregaciones religiosas entre otros».

Como es de conocimiento público, el uso del poder y el clericalismo asoman aquí, en este estudio, como factores determinantes.

El informe indica en parte que «no es suficiente constatar que el abuso ocurre en un contexto organizacional jerárquico o dentro de una cultura ‘clericalista’, sino que es necesario comprender la forma como ese poder se ejerce para dar lugar a las distintas fases del proceso abusivo: génesis de las oportunidades de abuso, concreción del abuso mismo y el silenciamiento posterior de la víctima».

En la parte de caracterización de los agresores, se señala que «uno de los aspectos que más llama la atención –dice el mismo estudio– es que la admiración o aprobación que los sacerdotes y religiosos que abusaron provocaban en los demás, no siempre provenía de sus características personales en concreto, sino que surgía más bien del rol que estos cumplían en la comunidad o del lugar en que esta los situaba”.

Al respecto añade que “a partir del relato de los entrevistados se desprende una representación del religioso como un ser bueno, respetable y confiable por el solo hecho de ser hermano; mientras que en el caso del sacerdote aparece la representación de un ser que está más cerca de Dios que cualquiera de los fieles. Tales representaciones les confieren poder, aspecto que es mucho más marcado -pero no exclusivo- en el caso de los clérigos».

Eso se explica con uno de los testimonios recogidos. Dice: “Porque era cura, me inspiraba, yo lo veía como autoridad, que había que hacer las cosas que decía la Biblia, o sea que él comunicaba la Biblia (…) todo lo que hablaban y comunicaban era la Biblia, ‘la Biblia, dice la Biblia, esto es lo que hay que hacer’”.

En lo cualitativo, el informe reitera conocimientos ya adquiridos en la materia como el uso que hacen los abusadores de la vulnerabilidad de las víctimas, entre otros factores.

También indica que participaron 21 de las 27 diócesis del país, 3 indicaron no tener casos de abusos que son Antofagasta, Iquique y San Bernardo, y colaboraron solo 14 institutos de vida consagrada o sociedades de vida apostólica, entre ellos la Congregación de los Sagrados Corazones. En total, la muestra incluyó información jurídica de 461 víctimas/sobrevivientes y 168 agresores en total.

En los hallazgos cuantitativos, se indica que todos los agresores en el estudio tienen al menos una víctima/sobreviviente menor de edad, y que un 5,36% de los agresores tienen víctimas de ambos sexos.

Asimismo, se señala en el informe que de 84 agresores (clérigos diocesanos), «a 24 de ellos, la autoridad les advirtió previamente sobre su conducta, de manera que, eventualmente, se habría protegido a 66 menores de edad, si en vez de realizar dicha advertencia se hubiese iniciado una investigación».

Otro de los datos revelados indica que el 25% de los casos ocurre en la parroquia, y el 10,77% en la casa propia del clérigo. Además, el 93,2% de las víctimas sufrió tocaciones y en el 47,97% de los casos hubo actos de penetración.

El informe concluye con la sugerencia de cuatro medidas, que son las siguientes:

«1. Desde la perspectiva de las víctimas/sobrevivientes y sus familias: Promover la discusión en torno al rol del sacerdote y de los religiosos,considerando los límites (p.e.sobre a quién obliga el secreto en la confesión), educación en la fe y en la pastoral sacramental, facilitar la asistencia a terapias si las personas lo requieren y con la persona especializada que ella elija; avanzar en caminos de reparación junto a las víctimas/sobrevivientes;

«2. Desde la perspectiva de la comunidad eclesial donde ocurrió el abuso: Cuestionar normalización de relaciones exclusivas en ámbito pastoral y “humanizar” la percepción de clérigos y religiosos en la comunidad con particular atención a los jóvenes y en vistas al sacramento de la reconciliación; promover espacios de reflexión y escucha por si hubiese más personas heridas y evitar que esos abusos vuelvan a cometerse en el futuro.

«3. Desde la perspectiva de la cultura eclesial: Se propone la misma divulgación del estudio en las comunidades y su trabajo en ellas a fin de contribuir a relaciones sanas a la luz; ubicar la respuesta a los abusos dentro de la pastoral a fin que impregne el quehacer eclesial y buscar caminos para mejorar.

«4. Desde la perspectiva de las autoridades eclesiásticas: Se propone actualizar el estudio en su parte cuantitativa para tener una muestra aún más representativa; promover las necesarias colaboraciones para indagar en los aspectos cualitativos propuestos (p.e. agresoras mujeres); dar prioridad al tema de las dinámicas eclesiales respecto de la selección de candidatos al sacerdocio y de la formación inicial y permanente, pero también en la pastoral sacramental ordinaria».

A nivel internacional, cabe indicar que el tema de los abusos eclesiásticos se fue incrementando a partir del año 2000, cuando aparecieron publicados informes de abusos, e investigaciones realizadas por periodistas, abogados y académicos, develando la real y seria situación de la iglesia en todo el mundo. Así, se crearon distintas comisiones nacionales y a la fecha se contabilizan más de 30 informes oficiales con diferentes alcances, instituciones, metodologías y calidad de datos generados.

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