El papa Francisco envió una carta a la Asociación Madres de Plaza de Mayo por la muerte de la presidenta de esa entidad, Hebe de Bonafini, y expresó que quiere estar «cerca de todas las personas que lloran su partida».
En la misiva, fechada ayer y difundida hoy por la organización, el Papa dice que «en esta, su última marcha», acompaña «con la oración, pidiéndole al Señor que le regale el descanso eterno y no permita que se pierda todo el bien realizado» y «a Ustedes, las conforte y acompañe para seguir siendo las Madres de la Memoria».
Aunque es conocido que entre el cardenal Jorge Bergoglio y Hebe Bonifini no hubo la misma ideología ni política, sí hubo sintonía respecto de temas comunes en la búsqueda de la justicia y la defensa de los derechos humanos, así como una cercanía y respeto mutuo que se afianzó no solo a través de intercambios epistolares asiduos sino también con llamadas telefónicas frecuentes, especialmente cuando Bergoglio ya era Papa. En público y en privado los dos admitieron que creció entre ambos una amistad cimentada en la preocupación común por los pobres y sus derechos a pesar de las trayectorias tan diferentes de ambos.
Dice Francisco: «Su valentía y su coraje, en momentos donde imperaba el silencio, impulsó y después mantuvo viva la búsqueda por la verdad, la memoria y la justicia. Una búsqueda que la llevó a marchar para que el olvido no se apoderase de las calles y de la historia y, el compromiso con el otro, fuera la mejor palabra y antídoto contra las atrocidades que se padecieron», destacó Bergoglio sobre la presidenta de Madres de Plaza de Mayo.
Hebe «supo transformar su vida, como Ustedes, marcada por el dolor de sus hijos e hijas desparecidos, en una búsqueda incansable por la defensa de los derechos de los más marginados e invisibilizados», remarcó Francisco.
Agregó: «Recuerdo, en el encuentro que tuvimos en el Vaticano, la pasión que me transmitía por querer darle voz a quiénes no la tenían».
La misiva cerró con un pedido de oración. «Rezo por Ustedes; por favor, no se olviden de rezar por mí. Que Jesús la bendiga y la Virgen Santa las cuide», escribió el Papa.