Con ocasión de su asamblea anual, realizada en el Santuario de Lo Vásquez, el 21 y 22 de octubre, convocando a 70 personas, que viajaron desde la región Metropolitana, Viña del Mar, Valparaíso, San Javier, El Carmen, Concepción y La Unión.
Inspirados en el lema, “Sean pues misericordiosos, como también su Padre es misericordioso” (Lc.6, 36) hermanos y hermanos de la Rama Secular SSCC, vivieron su encuentro anual, un espacio de fraternidad y formación, que los llenó de gozo y los conectó con su espiritualidad Sagrados Corazones.
Así lo vivió Marcia Riquelme Ramírez, integrante de la comunidad Emaús de San Javier, quien destaca la fraternidad propia de la Rama Secular : “No importa de donde eres, ni cuánto tiempo llevas, lo que se siente es la unión fraterna, es el espíritu de comunidad, la pertenencia a esta espiritualidad, donde cada uno es importante, pues tiene algo que aportar”, indicó Marcia.
El encuentro se inició la mañana del sábado 21 de octubre, con el tema, “La importancia de una personalidad madura en los laicos y su impacto en la comunidad”, guiado por el psicólogo Rodolfo Núñez, quien luego de su exposición, dio un espacio para el diálogo grupal, que enriqueció mucho la reflexión.
El tema fue muy valorado por los participantes, entre ella Marianela Contreras de la comunidad padre Fernando el Misionero de la zona Costa, a quien le encantó lo compartido: “Al compartir con otros tú te conoces mejor, por eso estas instancias son muy importantes”, señaló.
Durante la tarde de sábado, vivieron un momento mágico y especial de “Adoración”, se trasladaron al seminario Los Perales, primer seminario de la Congregación Sagrados Corazones en Chile, para compartir su espiritualidad al estilo Sagrados Corazones.
En primera fila estaba Luis Sálazar de La Unión, quien no se ha perdido nunca una asamblea nacional, “es importante venir para sentirnos como hermanos, necesitamos vernos y preguntarnos cómo estamos, todos compartimos el mismo camino de vida”.
Fueron dos días de reflexionar y compartir, los que culminaron con una eucaristía, donde once integrantes de la Rama Secular renovaron sus compromisos de vivir su espiritualidad y compartir la misión, siendo testigos del Evangelio desde el lugar que a cada uno le corresponde, viviendo el llamado de Jesús misericordioso, la fe en comunidad, atentos a la realidad del mundo y de la Iglesia, y trabajando por un mundo más justo en solidaridad con los más pobres desde la sencillez.