Nuestro hermano nos comparte su reflexión de Adviento, para este lunes 18 de diciembre, comentando las lecturas para este día.
«En las lecturas de la eucaristía de hoy, lunes 18 de diciembre, se atribuyen al Mesías tres nombres distintos. En la lectura del profeta Jeremías, Dios mismo, por medio del profeta, anuncia a su pueblo lo que piensa hacer: “Llegarán los días -oráculo del Señor- en que suscitaré para David un germen justo; Él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país. En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: ‘El Señor es nuestra justicia’”. Ese futuro rey nacerá de la descendencia de David y practicará la justicia y el derecho, lo que traerá para el pueblo los bienes de la seguridad, del estar a salvo de peligros. Esta obra del rey el pueblo la reconocerá como obra de Dios, realizada por medio del rey, de ahí el nombre con que lo llamarán: “Yahvé nuestra justicia”.
En el evangelio, el ángel le anuncia a José que el hijo que se desarrolla en el seno de María, su prometida, es fruto del Espíritu Santo; y le indica el nombre que le ha de poner cuando nazca: “Jesús”, un nombre que en hebreo significa “Yahvé salva”; por eso, el ángel le explica que ese nombre se lo ha de poner “porque Él salvará a su Pueblo de todos sus pecados”. De nuevo, vemos una acción de Dios realizada mediante un enviado humano, en este caso, Jesús.
Finalmente, el evangelista interpreta el acontecimiento recurriendo a un texto del profeta Isaías: “Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: ‘La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel’, que traducido significa: ‘Dios con nosotros’”.
¿Por qué esta diversidad de nombres? Nosotros estamos acostumbrados a que cada persona tiene un nombre, que puede ser simple o compuesto por varios nombres. Este nombre se lo ponen sus padres, por diversas razones. Entre ellas, puede ser el nombre de algún pariente, vivo o difunto, a quien han querido mucho; antiguamente, se acostumbraba a poner al recién nacido el nombre del padrino (o madrina) que habían elegido para él; hoy es frecuente que se le ponga el nombre de algún artista o cantante admirado por sus padres; incluso puede ser un nombre que “suena bonito”.» Se extrae de la reflexión de Sergio Silva sscc, ver reflexión completa aquí