Alrededor de 30 misioneros se pusieron al servicio de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, entre el 4 y el 14 de enero. Realizaron por la mañana actividades para los niños y niñas del sector y durante la tarde visitaron a las familias.
“Siento que esta experiencia me va a marcar para el resto de mi vida.Me siento muy afortunado de haber tenido la oportunidad de participar. Al enseñar y jugar con estos niños y niñas, no solo transmitimos valores, sino que también aprendemos de sus experiencias y nos conectamos con ellos. Es una actividad que deberíamos replicar más, pues estos niños son el futuro de Chile y a nosotros nos abre otro mundo, enriqueciéndose el espíritu y el alma”, expresó Felipe Acuña, joven del CPJ Cordillera, quien participó junto a una treintena de sus compañeros, en la Colonias y Misiones 2024, en Curacaví la primera quincena de enero.
Durante diez días, jóvenes comprometidos de este Centro Pastoral Juvenil (CPJ) llegaron a acompañar a la parroquia Nuestra Señora del Carmen.
Desde el 4 hasta el 14 de enero, las mañanas estuvieron marcadas por las Colonias Urbanas, que convocaron a alrededor de 35 niños y niñas del sector. Entre las 10:00 y las 13:00 horas, el colegio Cuyuncaví se transformó en el epicentro de risas y aprendizaje, donde los jóvenes del CPJ compartieron momentos inolvidables con los pequeños.
Por las tardes, el enfoque se desplazó a las Misiones, donde los jóvenes visitaron hogares en el sector cercano al colegio. De 17:00 a 19:30 horas, las familias generosamente abrieron sus puertas, creando un espacio para la comunión y el compartir.
El párroco de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, padre Álex Ponce, agradeció la visita y acompañamiento del CPJ Cordillera: “Agradecemos este regalo de Dios para nuestra parroquia. Estos jóvenes dejaron su huella, compartiendo su fe y alegría. El encuentro entre las personas es fundamental, nos dice el Papa Francisco, es el momento donde uno da lo mejor de sí y su presencia en la escuela Cuyuncaví y en las misiones fue una bendición. ¡Bienvenidos para futuras misiones en nuestra querida parroquia!”, expresó el padre Alex.
Fran Szot (16), otra de las jóvenes participante de esta experiencia, se lleva en su corazón y su memoria el encuentro con una de las familias que la invitó a su casa y le enseñó a bailar cueca: “Estas colonias fueron especiales. Bailar cueca con una familia local, compartir risas y que me abrieran las puertas de su hogar fue una experiencia hermosa. El trabajo de servicio me encanta, y repetiría esta experiencia una y otra vez”, comentó la joven.
La labor solidaria de los jóvenes del CPJ Cordillera no solo dejó huella en esta comunidades de Curacaví, sino que también reforzó la importancia de construir puentes entre comunidades, fortaleciendo el tejido social y transmitiendo valores fundamentales.
La parroquia quedó muy agradecida por estos días de encuentro y celebró la colaboración de estos jóvenes, deseando que esta experiencia sea solo el comienzo de futuras acciones solidarias.