Compartimos una entrevista realizada al obispo del Vaticano Luis Marín de San Martín, por la revista Nuestra Vida de la Congregación Sagrados Corazones. A propósito de su visita a Chile por estos días, donde participará de un conservatorio el miércoles 20 de marzo, a las 18:00 horas, en el Aula Magna de la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Luis Marín de San Martín nació en Madrid en 1961. Es religioso de la Orden de San Agustín. Es licenciado en Teología Espiritual y doctor en Teología por la Universidad Pontificia Comillas. Su tesis versó sobre la eclesiología de San Juan XXIII, el que abrió las ventanas para que el Espíritu ingresara en la Iglesia y soplara fuerte en el Concilio Vaticano II. Es un obispo todo terreno. Ha sido párroco, consejero, guía de retiros espirituales, formador, archivista, y ha tenido una especial cercanía con laicos y laicas en trabajos pastorales, entre sus múltiples quehaceres en Roma, respondió así:
¿Qué significa una Iglesia en estilo sinodal? ¿Por qué el Papa Francisco ha optado por la sinodalidad?
La Iglesia en estilo sinodal no significa otra cosa sino la Iglesia en estilo Jesucristo. La única que existe, la única verdadera. El Papa Francisco no ha inventado nada; lo que ha hecho ha sido retomar y potenciar una dimensión esencial de la Iglesia, presente ya en las primitivas comunidades. Invito a leer los Hechos de los Apóstoles, especialmente 4,32-35 (la comunidad de los creyentes); 10,1-18 (Pedro y Cornelio); 15,5-35 (Concilio de Jerusalén).
El caminar juntos, la comunión en el camino, pertenece al ser de la Iglesia y debe manifestarse en el actuar y en el estilo. Hace referencia a la incorporación a Cristo y, por tanto, a la comunión con todos los hermanos y hermanas, en unidad pluriforme; al carácter dinámico de la vivencia de la fe; a la implicación de todos y cada uno, según la particular vocación y llamada; al impulso evangelizador.
El Papa Francisco ha optado por la sinodalidad porque, como ha dicho claramente: “el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. Es una posibilidad de renovación profunda, de reforma, según el modelo que es Cristo. No es prioritariamente un tema administrativo, ni de estructuras, ni siquiera de actividad pastoral, sino de coherencia. Se trata de abrirnos al Espíritu, que nos une a Cristo, nos constituye como Iglesia y nos hace ser testigos de la Buena Noticia. Estamos ante una oportunidad impresionante, un momento de gracia.
En una Iglesia dolida por las noticias de abusos, encubrimientos y negligencias, ¿cómo invitamos al pueblo de Dios a confiar en ella y participar?
El tema de los abusos, además de ser un hecho criminal, nos hace ver la terrible realidad del pecado en la Iglesia. Es preciso, a la luz de Cristo, mirarlo de frente, asumirlo, desarrollar procesos de purificación y sanación, con todo lo que conllevan. No podemos limitarnos a los fríos datos o la mera crónica: se refiere a personas vulnerables, a seres humanos concretos. Es un terrible escándalo que los pastores se conviertan en lobos. Creo que también debemos preguntarnos por las causas, para que sea posible sanear la fuente pútrida que ha originado el horror. A este respecto me parece que se están dando pasos firmes.
El proceso sinodal se desarrolla en un contexto concreto, en un momento histórico determinado, también con sus sombras y su realidad de pecado. Se orienta a la autenticidad y a la coherencia, para que la Iglesia sea como debe ser. Hemos sido llamados por Cristo y debemos honrar la vocación cristiana. Ciertamente todo este tema conlleva el abuso de poder, la distorsión de la autoridad, el pecado. Esto origina unas consecuencias en verdad trágicas, destructivas. En el proceso de reforma todos somos necesarios y requiere la implicación de todos.
¿Qué avances y/o logros ha tenido hasta el momento el sínodo?
Se trata de un proceso con distintas velocidades, pero, tras la fase diocesana e iniciando la etapa continental, ya se pueden apreciar evidentes luces.
En primer lugar, se ha clarificado mucho todo lo que se refiere a la realidad sinodal de la Iglesia. No solo respecto al término “sínodo”, que antes se relacionaba exclusivamente con la asamblea del sínodo de los obispos, o “sinodalidad”, palabra desconocida e incluso de difícil pronunciación. Hoy se sabe, ampliamente, que “sínodo” significa “caminar juntos” o “comunión en el camino”. Y que pertenece a la Iglesia: toda la Iglesia es sinodal.
En segundo lugar, se percibe que la sinodalidad no es teórica, sino que implica la vida y nos abre a un proceso de renovación profunda a todos los niveles. Esto se concreta, entre otros aspectos, en la necesaria participación en la vida de Iglesia por parte de todos los bautizados. Vamos entendiendo que ningún cristiano debe ser un mero espectador en la Iglesia, sino protagonista, y que las diferentes vocaciones presentan distintos modos de seguir a Cristo, desde la igualdad básica como cristianos.
También, y esto es muy importante, el proceso sinodal nos ha abierto a la escucha y al diálogo como medios para discernir la voluntad de Dios. Nos ayuda a plantear cuestiones y a clarificar temas confusos o equívocos. Es una llamada a la coherencia y, desde ella, supone un gran impulso a la misión por parte de todos.
Por último, sin ser exhaustivo, creo que el proceso sinodal nos está ayudando a desarrollar la eclesiología de comunión y a superar esquemas erróneos, pero muy arraigados, como son el clericalismo y el asambleísmo. Estamos ante algo mucho más importante que un reparto de atribuciones o una reforma meramente administrativa.
Sin embargo, queda mucho por hacer. Creo que debemos profundizar más en la dimensión orante, de escucha al Espíritu Santo; en la dimensión de servicio y no de poder; en la clarificación de las diferentes vocaciones y carismas; en la apertura y escucha a las periferias y a quienes se sienten excluidos; en la aceptación de la pluralidad, superando toda tentación hacia el uniformismo; en el común reto evangelizador en el mundo de hoy.(Ver entrevista completa aquí)
Si quieres escuchar Mons. Luis Marín de San Martín, subsecretario de la Secretaría General del Sínodo participa en el conversatorio “La Sinodalidad en el hoy de la Iglesia», organizado por la Conferencia Episcopal de Chile, la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile, y la misma casa de estudios superiores
La invitación es para el miércoles 20 de marzo, a las 18:00 horas, en el Aula Magna de la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Chile, ubicada en la Avenida Libertador Bernardo O´Higgins 340, Santiago.