En su reciente visita a nuestro país, monseñor Luis Marín de San Martín, destacó el proceso sinodal como una oportunidad para reafirmar la vitalidad de la iglesia, promoviendo la unidad, la escucha activa y la participación comunitaria en la fe. También hizo un llamado a vivir la sinodalidad en la práctica y con un sólido respaldo espiritual.
Durante su estancia en Santiago, monseñor Luis Marín de San Martín, subsecretario general del Sínodo de Obispos, enfocó su mensaje en la necesidad de un dinamismo evangelizador más coherente. Según él, el proceso sinodal es una oportunidad para experimentar la vitalidad de la iglesia, a pesar de sus problemas. Resaltó la presencia de diversidad y diferentes formas de expresión dentro de la comunidad eclesiástica, considerándolas como un signo de la vida y de amor hacia la iglesia.
El subsecretario general ve en la sinodalidad una manera de renovar la Iglesia y que genra esperanza, para lo cual enfatiza su rol en la vivencia más coherente de la fe cristiana y en la comunicación de Cristo.
El religioso, habló sobre la iglesia como una comunidad de fe, donde la experiencia de Cristo impulsa a la unión y destacó la importancia de la comunión. Citando a San Agustín subrayó como el papa Francisco que la salvación es un camino que se recorre en comunidad y no en soledad: «Nadie se salva solo».
La conferencia se realizó en la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Chile y a ella asitieron unas 200 personas, a quienes Marín de San Martín presentó los principales aspectos del sínodo, destacando su naturaleza práctica y espiritual.
En esa línea subrayó la necesidad de dejar que el Espíritu Santo guíe el proceso, que busca la unidad y la comunión, y mencionó la importancia de ver al otro como un hermano que aporta valor. Los tres verbos que describen la metodología del proceso sinodal son escuchar, discernir y decidir, señaló.
Luego de la intervención del subsecretario, monseñor Fernando Chomalí, arzobispo de Santiago, el presidente de la Conferencia de Religiosos y Religiosas, el sacerdote mercedario Mario Salas, y la doctora en Derecho Canónico, Ana María Celis, compartieron sus buenas prácticas sinodales destacando los progresos hechos hacia decisiones más colaborativas y de reducción del clericalismo como indicó el Arzobispo capitalino.
En su visita a Chile, el subsecretario se reunió con miembros del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal, canonistas, teólogos y laicos, discutiendo los documentos sinodales y preparando el terreno para la próxima asamblea, en un ambiente de diálogo abierto.
A continuación ofrecemos los conceptos centrales de la exposición de monseñor Luis Marín de San Martín en la conferencia realizada en la PUC el miércoles 20 de marzo de 2024:
[Escuchar aquí la conferencia]
EL SÍNODO Y LA SINODALIDAD
PASIÓN POR EL TEMA
Me apasiona este asunto, no solo por ser mi trabajo, sino porque lo veo como una oportunidad brindada por la gracia de Dios para vivir nuestra fe de manera coherente. Es un tiempo de renovación y esperanza para la Iglesia. Todos hemos orado durante la pandemia y ante diversos problemas sociales, solicitando la ayuda del Señor. Creo que esta es la respuesta de Dios. Se busca una fe más coherente y comprometida a través del proceso sinodal. Debemos dejar de lado conceptos erróneos.
EXPERIENCIA PERSONAL
Me han dicho que todo cambiará, que será algo extraño, pero no es así. Este proceso nos guía hacia una fe coherente, hacia una Iglesia más unida a Cristo y, al mismo tiempo, propone un dinamismo evangelizador profundo en el mundo actual. Cuando me preguntan qué he descubierto en este tiempo de Sínodo, destacaría principalmente dos cosas. Para mí, ha sido una experiencia de la vitalidad de la Iglesia, que está lejos de ser un museo arqueológico, es un organismo lleno de vida. A pesar de los problemas y dificultades, la Iglesia vive. Además, he encontrado un gran amor por la Iglesia desde diversas realidades y perspectivas. Esta diversidad, pero con un profundo amor, es fundamental.
EL PROCESO
El proceso sinodal es un camino de renovación y esperanza que nos involucra a todos. Nos invita a identificarnos con la Iglesia, a participar y a contribuir al impulso evangelizador. He organizado mi charla en cuatro puntos clave para fomentar el diálogo posterior.
LA SINODALIDAD
¿Qué es la sinodalidad? Es una propuesta para vivir nuestra fe cristiana de forma más coherente y para testimoniar a Cristo en el mundo actual. Nos lleva a una Iglesia más unida a Cristo, basada en la experiencia de Él, que nos impulsa a comunicarlo. No somos espectadores pasivos; la incorporación a Cristo nos lleva a ser parte de su cuerpo, la Iglesia.
DIMENSIÓN CONSTITUTIVA
La sinodalidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia, no una invención reciente ni una moda pasajera. La Iglesia siempre ha sido y siempre será sinodal porque esto refleja su esencia. Caminar juntos, como Iglesia, se refiere al dinamismo de la fe cristiana, un camino siempre abierto a más, hacia la plenitud de Cristo y el testimonio del Evangelio.
MÉTODO Y ENFOQUE
La sinodalidad se concreta en diversos modos, como el Sínodo de los Obispos, pero abarca mucho más, siendo un paraguas bajo el cual se realizan diferentes formas de caminar juntos. El tema del Sínodo no es abordar todos los asuntos posibles, sino centrarse en cómo ser una Iglesia sinodal, de comunión, participación y misión. Este proceso es experiencial, espiritual y comunitario. Debe vivirse desde nuestra propia vida, con una apertura al Espíritu Santo y en comunión con los demás.
IMPORTANCIA DEL SÍNODO
Este proceso sinodal es importante porque nos lleva hacia una mayor coherencia en la fe y una reforma de la Iglesia, buscando volver a su forma original, que es Cristo mismo. Nos hace protagonistas y corresponsables, no meros espectadores. Nos mueve hacia un estilo de ser Iglesia centrado en la escucha, el discernimiento y la toma de decisiones, que afecta profundamente a la Iglesia.
LLAMADO A LA ACCIÓN
Finalmente, este es un momento extraordinario y hermoso, un regalo de la gracia de Dios. Nos invita a abrir nuestro corazón y ser generosos, implicándonos plenamente en este proceso. La sinodalidad, como dimensión constitutiva de la Iglesia, nos llama a ser más coherentes, vivos, fraternos y abiertos a la evangelización. Es una propuesta de esperanza que requiere nuestra colaboración activa.