Una asamblea esperanzadora vivió la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile – Conferre (13-15 de mayo de 2024). En ella participaron a nombre de nuestra Congregación en Chile, el provincial Sandro Mancilla y como parte de la Junta Directiva, René Cabezón. Este último hermano, cuenta aquí las principales vivencias tenidas en esta jornada.
por René Cabezón ss.cc.
Bajo el lema, “Camino al Jubileo… peregrinos de Esperanza”, los casi 100 participantes de la 54a. Asamblea General de CONFERRE vivenciamos este mensaje y lo sentimos en nuestros corazones durante los tres días de este tradicional encuentro que reúne a superiores/as o los delegados de ellas/os, junto a los representantes de las zonales organizadas por todo Chile.
En la tarde noche del primer día, recordamos con una emotiva romería al cementerio de la casa de San Ignacio de P. Hurtado, a dos queridos sacerdotes y religiosos que fueron importantes colaboradores de la Conferencia y de su Revista Testimonio, quienes fallecieron en el inicio de este año, José María Guerrero y Julio Navarro. Esta peregrinación marcó el ambiente de estos tres días. Gratitud a muchos/as, valoración de la CONFERRE como espacio de encuentro y formativo fraterno y sororal – y también en los últimos años – con servicios solidarios intercongregacional, acompañando y peregrinando en medio de la desolación y los miedos a la Esperanza, en las personas afectadas por los aluviones, en la crisis migratoria de la región de Tarapacá, y con la cercanía a los damnificados por los gigantescos incendios en la
región de Valparaíso.
Los temas con sus diversos expositores y buen ambiente, permitió una vez más, que pese a los tiempos difíciles vividos como Iglesia y vida religiosa, nos siguiéramos sintiendo “cuidados por el Señor” e impulsados a ser una vida religiosa que sale y cuida; es profética y parrésica, pero no solo hacia los demás, sino de igual manera y ahínco, al interior de nuestras propias congregaciones.
La vigorosa presentación de los diversos departamentos y comisiones, en sus ámbitos temáticos (Mutual Salud, Educación, Juventud y Vocación, JUPIC, Revista Testimonio, Junto somos más- trabajo con laicos,…) sumado al ímpetu de los laicos asociados a nuestras familias carismáticas que son parte de la mayoría de estos servicios, nos sorprendió gratamente a todos y nos animó. Constatamos un CONFERRE que tiene desafíos, pero a la vez mucha vida.
Percibimos una serie de llamados para los religiosos/as en Chile:
- Seguir profundizando la sinodalidad en la VR.
- Avanzar en el caminos de lo Inter, otra dimensión concreta de sinodalidad. Toma fuerza el llamado a lo Inter Cultural, Inter Congregacional, Inter Generacional,… Interpelados para fortalecer las estructuras zonales de la Conferre; descentrar y acompañar la vitalidad de no solo se da en la Conferre central, a través de usos de las plataformas digitales.
- Fortalecer el caminar con los laicos de nuestras “familias carismáticas”, no por estratégica sino por fidelidad a la “Comunión y fraternidad evangélica y bautismal”.
- Esperanzarnos recíprocamente, no nos aislemos y venzamos la tentación al individualismo. Llamados a reconstruir esperanza.
- Seguir atentos frente a los abusos, hoy bajo la percepción más aguda de los “abusos espirituales”. Llamados a vivir de los procesos evangelizadores y espirituales y no solo de los eventos.
- Llamados a Cuidar y ser Cuidados, en fidelidad a nuestro Dios-Cuidador, que necesita ser cuidado en los más vulnerables de hoy.
- Desde la CLAR se nos animó a ser una VR artesana del cuidado en los ámbitos de la Comunidad, Contemplación, Compasión, Comunicación, Creación y la Celebración.
- Hemos sido invitado a reencantarnos con nuestra VR y lo hemos sentido así todos los participantes.
La junta Directiva, que finaliza este año, compartió su mirada a través de un diagnóstico a
modo del método FODA, donde se relevaron tanto las Fortalezas y Debilidades como las Oportunidades y
Amenazas para nuestra vocación y misión, en clave de “caminar juntos” bajo esta coordinación religiosa que cumpliremos 70 años de vida.
Con la ayuda de dos teólogas, miramos los avances que el papa Francisco está llevando adelante a través del Sínodo para la sinodalidad y sus desafíos para la V.R, preguntándonos sobre dónde estamos en este proceso y hacia dónde vamos.
El Nuncio Apostólico, Alberto Ortega, quien participó en una de las eucaristías nos entregó un espontáneo mensaje que junto con agradecer por la V.R y animarnos a vivir el Jubileo con el lema “La esperanza no defrauda” (Romanos 5,5) nos recordó que el ideal no es la “calma sino la misión”, a propósito de los vientos que nos han sacudido como iglesia y sociedad. Por su parte, el Arzobispo de Santiago en la misa de clausura de la Asamblea, se sumó a la actitud de gratitud por la vida religiosa en la iglesia chilena, tarea que realizan cientos de religiosas/os a lo largo de todo el país, de manera abnegada y silenciosa. Constató que sin su aporte en tareas educacionales, parroquiales, sociales y solidarias, las diócesis se verían muy afectadas en su misión evangelizadora y de promoción humana.
En relación con el Jubileo de la Vida Religiosa, convocado por el Papa Francisco para celebrarse el año 2025, junto a los otros Jubileos de la Iglesia, la Conferencia de Religiosos/as de Chile acordó vivirlo entre el 15 de agosto del 2025 al 15 de agosto del 2026. Por tal motivo, se invitó a celebrar y proyectar el Jubileo con actividades como congresos, peregrinaciones y testimonios vocacionales, destacando la importancia de una vida consagrada intercongregacional e intergeneracional que inspire y renueve vocaciones.
Creemos que este tiempo puede ser un momento apropiado para renovar la esperanza y profundizar en la vivencia de una Iglesia sinodal, donde todos seamos discípulos y misioneros, tejiendo lazos y construyendo comunidad entre laicos, sacerdotes y religiosas/os.
Se hizo énfasis en tener el cuidado de transitar de los eventos eclesiales a los procesos evangelizadores y pastorales que promuevan la comunión, la corresponsabilidad y la participación activa, iluminados por el método de la “Conversación en el Espíritu”. Persisten, por cierto, los desafíos futuros que incluyen crear más espacios de diálogo, mantener una voz profética en temas sociales y eclesiales, promover la fraternidad y proteger la identidad de la Vida Consagrada.
Al final de este encuentro se aprobó por unanimidad, un mensaje que resalta varios desafíos para la vida consagrada en Chile, incluyendo la promoción del diálogo y encuentro, la defensa de la dignidad humana y el cuidado del medio ambiente, así como la necesidad de prevenir abusos y promover la esponsabilidad política. Se destaca la importancia de colaborar en igualdad con laicos y laicas, especialmente aquellos que son parte de nuestras familias carismáticas, revalorando la opción de vida consagrada y vitalizando en trabajo en conjunto y sinodal que se desarrolla desde hace siete décadas en la CONFERRE. Al final de este mensaje, se agradece el servicio de la Junta Directiva que finaliza este año, a su equipo olaboradores y personal laico en este camino de renovación y esperanza.
Parafraseando un lema de la CLAR del IV Congreso de la Vida Religiosa, que se realizó en noviembre del 2023 en Bogotá, que decía “Todos somos la CLAR”, podría indicar que por el ambiente vivido y el impulso recibido para la VR en Chile, sin duda podríamos afirmar con gozo y esperanza cierta que: “Todos somos Conferre”.