En tiempos de Juegos Olímpicos, la pareja de Tere y Roberto ven cumplidas sus metas y entregan el bastón a Gilda y Carlos, la pareja del relevo.
Asumieron el trabajo por 10 años y completaron 12. Por eso, el matrimonio compuesto por Teresa Lara y Roberto Acuña decidió, como ellos mismos dicen, «dejar la Congregación para descansar y disfrutar de su hogar en Viña del Mar» a donde irán en las próximas semanas.
«Trabajar aquí, en la Casa de Macul, para la Congregación, fue un tremendo regalo que nos permitió crecer como familia. Conocimos a los hermanos y nos conocimos más a nosotros mismos. Así se formó una amistad muy rica. Ellos bautizaron a dos de nuestras niñas y a nuestros cuatro nietos. Tenemos un vínculo muy especial con todos y hoy sentimos un tremendo cariño», expresó Roberto.
Teresa, por su parte, añade que están «profundamente agradecidos pues nos dieron un espacio recreativo, hermoso, lleno de garantías y de cercanía con la naturaleza , también porque vivmos crecer a nuestra familia», la que colaboraba con discreción.
Roberto, con un pasado de 15 años en CPJ, en otros tiempos, cumplió junto a Teresa 46 años de matrimonio. Los últimos 12 años de su vida en pareja estuvieron consagrados a este trabajo en la «Casa de Macul» que, tras algunas décadas de historia, conservó el nombre pese a pertenecer hoy a la comuna de Peñalolén.
Nuevo Matrimonio
En su reemplazo, llegaron Gilda Cortés y Carlos Becerra, un matrimonio con 31 años de historia. Ambos vinculados a compromisos sociales, comunales y a la Parroquia de San Pedro y San Pablo, donde, hasta antes de mudarse, eran los coordinadores parroquiales de la Catequesis Familiar.
Gilda y Carlos han vivido toda su vida en la Población Yungay, desde que sus padres llegaron en el tiempo en que este conjunto se denominaba «Campamento Lenin». Han conocido a muchos sacerdotes de la Congregación y pertenecen a la Comunidad María Guadalupe. Tienen 2 hijas, 1 hijo y 1 nieta de 5 años. Estos dos últimos les acompañarán en Macul.
«Este trabajo es una bendición», señala Carlos, quien hasta antes de llegar a trabajar a la nueva casa estaba a cargo de un programa social en la Municipalidad de La Granja.
«Somos amantes de la familia», añade Gilda, y con razón, ya que también militan en el Movimiento Encuentro Matrimonial, iniciado en la zona sur de Santiago por Anita Gossens y el Padre Esteban Gumucio en 1974, mucho antes de que esta familia se constituyera.
Lo que más valoran en estos días que llevan en su nuevo espacio, «es el modo de trabajar. Ahora estamos juntos, podemos vernos todo el día y ver crecer a la familia junto con ofrecer un servicio de calidad a todos quienes nos visiten», comenta Carlos.
«Es maravilloso ser parte de la Congregación», añade Gilda, quien también tiene experiencia en comedores populares de su comuna. «Y es nuestro primer cambio de casa en 15 años, desde que obtuvimos nuestro departamento en La Granja», concluye Carlos.
Mientras Teresa y Roberto recibieron el reconocimiento y la gratitud de la Congregación por sus servicios, Gilda y Carlos se han integrado al equipo provincial «con esperanza y alegría», señalaron.