“Cambia, todo cambia”, ecos y resonancias del Capítulo General de los Sagrados Corazones 2024

El 40° Capítulo General de la Congregación de los Sagrados Corazones, realizado en la Villa Aurelia, Roma, del 2 al 21 de septiembre de 2024, concluyó dejando diversos hitos para reflexionar. A lo largo de las sesiones, se discutieron temas fundamentales para el futuro de la congregación, siempre en un ambiente de fraternidad y reflexión, y la audiencia con el Papa Francisco fue clave en el proceso transformador que se abre, especialmente porque llamó a la congregación a vivir una «renovada primavera».

Por parte de nuestra provincia participaron por derecho propio Sandro Mancilla, superior provincial, y Alex Vigueras quien fue elegido por su pares. Ellos, más el otro chileno en misión de servicio internacional, Alberto Toutin, reelegido superior general para un sexenio más, fueron consultados por este portal, una vez concluido el capítulo.

Sandro: «algo tiene que cambiar»

Sandro Mancilla expresó su satisfacción con el desarrollo del capítulo, mencionando: «quedo con una buena impresión del desarrollo del capítulo. A pesar de que fue una semana menos, se logró hacer un buen proceso capitular. Yo creo que estaba bien preparado y fue bien conducido». Subrayó la importancia de reconocer que «algo tiene que cambiar en la congregación», un tema que surgió tanto en el informe del Gobierno General como en las discusiones del capítulo. Sandro enfatizó que este cambio «tiene que ser ayudado desde fuera, principalmente del encuentro con el mundo de los jóvenes». Además, señaló que se ha hecho «una opción preferencial por el encuentro con los jóvenes para conocer más su mundo, su cultura y compartir también con ellos nuestra vida. Dejarnos transformar por ellos, y también ofrecerles el camino de la fe y de la vida de los Sagrados Corazones».

Otro de los temas importantes que resaltó nuestro provincial fue la interdependencia dentro de la congregación. «Hay una conciencia clara de que nos necesitamos unos a otros, de que todos tenemos algo que aportar. A nivel de congregación tenemos mucho que recibir y tenemos que ir haciendo un caminar más juntos, más interdependientes», indicó Sandro. Este espíritu de colaboración y unidad, agregó, es una tarea que el gobierno general deberá fomentar en los próximos seis años, buscando «mayor contacto, comunicación y desarrollo de una organización y estructura más interdependientes».

También, destacó la importancia de haber celebrado el capítulo en conjunto con las hermanas: «Fue importante el hecho de hacerlo en paralelo con las hermanas. La comunicación con ellas fue bastante buena, y las sesiones comunes que tuvimos fueron fructíferas. En el próximo capítulo se seguirán dando pasos para trabajar con mayor contacto y con decisiones más en conjunto».

Alex: “alguien nos tiene que cambiar”

Por su parte, Alex Vigueras compartió su entusiasmo por la participación de los jóvenes durante el capítulo. «De las cosas que más me gustó fue ver a mucha gente joven. Delegados provinciales jóvenes de Polonia, de África, de Indonesia, de India, y eso da mucho gusto. Es un motivo de mucha alegría», afirmó. Además, señaló que «los jóvenes participaron activamente en el capítulo, dando su opinión y siendo muy activos, lo que nos hace ver que la congregación es un cuerpo vivo, presente, quizás no haciendo cosas espectaculares, pero sí alineadas con el Reino».

Alex también reflexionó sobre el lema que surgió espontáneamente durante el capítulo: «Algo tiene que cambiar». Comentó que, aunque el tema de los jóvenes no estaba planeado como central, «fue ganando su lugar a partir de la gente más joven que estaba presente». Añadió que «el documento de los jóvenes tiene como lema de inicio ‘alguien nos tiene que cambiar’. Esa perspectiva es nueva para mí. Normalmente, siempre nos veíamos como los agentes del cambio: cambiar el mundo, cambiar la cultura. Pero ahora nos ponemos en el lugar de aquellos que necesitan cambiar, y en este caso, los jóvenes nos transforman».

Además, Alex mencionó la reflexión sobre la parábola del Buen Samaritano. «Siempre acostumbrábamos ponernos en el lugar del Buen Samaritano, pero ahora nos pusimos en el lugar de aquellos que tienen que ser ayudados, cuidados para poder tener vida en abundancia», explicó. Esta conciencia de fragilidad y de la necesidad de ser acompañados fue un punto de inflexión en las discusiones del capítulo.

Alberto: “el cambio necesario”

Finalmente, nuestro superior general, Alberto Toutin compartió una impresión similar, destacando el buen ambiente y la preparación del capítulo: «Me quedo con una impresión de gran gratitud por lo vivido en el capítulo, que estuvo bien preparado y en un ambiente muy bueno, lo que nos permitió escucharnos de verdad entre nosotros». Subrayó que fue particularmente «bonito percibir la mirada más nueva, más refrescante» de los hermanos que participaban por primera vez. Además, enfatizó la importancia de haber profundizado en el concepto de la reciprocidad de dones. «Somos una congregación internacional, un cuerpo misionero en el que todos podemos dar algo y todos podemos recibir algo. Crecemos en la medida en que compartimos el don que hemos recibido, no solo el carisma fundacional, sino también cómo ese carisma va creciendo a medida que lo encarnamos en las iglesias particulares».

Alberto también se refirió al cambio necesario dentro de la congregación, mencionando que «algo tiene que cambiar, no solo porque somos menos, sino porque hay un recurso por descubrir, que es cómo podemos ser más interdependientes entre nosotros». Añadió que este cambio debe alinearse con «los llamados de la Iglesia, que también está en un proceso de renovación y cambio profundo en su modo de ser, en sus formas de anunciar y de estar presente en el mundo».

Finalmente, Alberto subrayó la decisión de hacer una opción preferencial por los jóvenes para los próximos seis años: «Queremos ponernos de verdad a caminar con ellos, a escucharlos más, no solo a los que están en nuestras comunidades pastorales, sino también a aquellos que no frecuentan nuestras comunidades, a los que no les dice nada nuestra forma de ser Iglesia». Para Alberto, este compromiso significa «dejarnos transformar por los jóvenes, entrar en un diálogo evangelizador donde alguien nos tiene que cambiar».

En general, para quienes pudimos consultar, este 40° Capítulo General de los Sagrados Corazones fue una experiencia profundamente enriquecedora, marcada por la fraternidad, la reflexión y un firme compromiso con el futuro. La congregación sale fortalecida de este encuentro, dispuesta a seguir caminando juntos, a ser transformada por los jóvenes y a crecer en la interdependencia que la caracteriza como un cuerpo misionero internacional. Todo ello, en un contexto de “renovada primavera” a la que nos invitó el Papa Francisco, a solo días prácticamente del inicio de la segunda asamblea del Sínodo de la Sinodalidad. /APN

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