Apóstol del Sagrado Corazón de Jesús: De Chile, una santidad para todo el mundo

Se trata del religioso de nuestra Congregación, Mateo Crawley-Boevey (1875-1960) quien vivió en Santiago y en Valparaíso. Colaboró a fundar la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, siendo rector de la Facultad de Derecho, pero el gran terremoto del Puerto, en 1906, cambió su vida para siempre.

Mateo nació el 18 de noviembre de 1875 en Tingo (Arequipa), Perú. En el bautismo recibió los nombres de Eduardo Máximo. Su padre era Charles Octave Crawley-Boevey, inglés y protestante, posteriormente convertido al catolicismo. Su madre fue María Murga, peruana y católica devota.

Mateo destacó por ser fundador y apasionado promotor de la Obra de la Entronización del Sagrado Corazón de Jesús y de la Adoración Nocturna en Familia. Así se convirtió en el segundo religioso perteneciente a la Congregación de los Sagrados Corazones más famoso del mundo, después de San Damián de Molokai, apóstol de los Leprosos.

La Congregación -a través del Capítulo 40° celebrado el mes pasado en Roma- autorizó al Postulador General de la Congregación, Andrzej Łukawski ss.cc, a dar los pasos formales para iniciar su proceso de beatificación.

Junto al religioso peruano también se iniciará el proceso del padre Rolf Reichenbach (1931-2004), de origen judeo-alemám y que desarrolló un gran apostolado en Asia.

De este modo, ambas causas pasarán a ser parte del trabajo de los SSCC que se lleva adelante en distintas etapas respecto del Buen Padre y la Buena Madre, fundadores de la Congregación, y del padre Esteban Gumucio de Chile.

Apóstol del Sagrado Corazón

En 1884, la familia Crawley-Boevey se trasladó de Arequipa a Valparaíso. Eduardo tenía solo 15 años de edad. Probablemente atraído por el ejemplo del padre Damián, luego ingresó en la Congregación y adoptó primero los nombres de José Estanislao, y más tarde el nombre religioso de Mateo.

El 11 de agosto de 1892 emitió los votos perpetuos en la Congregación y el 17 de diciembre de 1898 fue ordenado sacerdote en Valparaíso. Tras su ordenación, fue nombrado director del Centro Social de Santiago, y luego colaboró en la creación de la Universidad Católica de Valparaíso. En 1905 fue nombrado rector de la Facultad de Derecho de esta casa de estudios superiores.

Pero el 16 de agosto de 1906 tuvo lugar un acontecimiento clave que marcaría el resto de la vida del P. Mateo. Un fuerte terremoto redujo a escombros al Vapraíso, incluido el edificio de la Facultad de Derecho de la UCV.

Mateo se apresuró a socorrer a las víctimas del cataclismo trabajando día y noche, generando en su cuerpo un completo agotamiento físico. En esta situación, y a sugerencia de los médicos, sus superiores religiosos decidieron enviarlo a Europa para que recibiera tratamiento, sin imaginar -siquiera- que con este viaje se iniciaría una etapa completamente nueva en la vida y la obra del P. Mateo.

El 24 de agosto de 1907, mientras rezaba en la Capilla de las Apariciones en Paray-le Monial, Francia, el joven sacerdote recobró la salud y vio claramente su nueva misión: ganar el mundo entero para el Sagrado Corazón a través de la entronización en familias individuales y grupos sociales.

Durante 20 años, de 1914 a 1935, el P. Mateo propagó la entronización en países europeos. De allí pasó a Asia (1935-1940) y finalmente, en los años 1940-1956, a Hawai, Estados Unidos y Canadá. Para entonces, el P. Mateo ya estaba gravemente enfermo.

Habiendo recibido previamente la bendición del Papa San Pío X y fortalecido por su peregrinación a Tierra Santa, el P. Mateo regresó a Chile para iniciar la cruzada por la entronización del Sagrado Corazón. La obra se difundió muy rápidamente en nuestro país, y luego en otros de América.

Por toda su obra, el Papa Pío XI llamó al P. Mateo «Apóstol mundial del Sagrado Corazón de Jesús» reconociéndole así el gran alcance de su actividad apostólica, su carisma personal y su celo apostólico. Su profunda fe y su ardiente amor por Jesús, el Rey del Amor, a quien quería llevar al mayor número posible de personas, dieron frutos maravillosos en forma de numerosas conversiones y una profundización de la fe entre muchos cristianos de todo el mundo.

Falleció en Valparaíso

Regresó a su querido Valparaíso en 1956 y en 1959 fue sometido a una operación de amputación de una pierna infectada de gangrena, consecuencia de su diabetes y de la leucemia. El P. Mateo murió con fama de santidad el 4 de mayo de 1960, en Valpraíso, a la edad de 84 años.

Su cuerpo fue enterrado en la iglesia de los Sagrados Corazones de Jesús y María de Valparaíso, iglesia que le era más querida después de la capilla de las Apariciones de Paray-le-Monial.

Informado del fallecimiento del Fundador de la Obra de la Entronización, el Santo Padre Juan XXIII envió sus condolencias al P. Enrique Systermans, Superior General de la Congregación, expresando la esperanza de que la pérdida sufrida por la Congregación «será compensada por la presencia en el cielo de un nuevo y eficaz protector”.

Hoy, a poco de cumplirse los 149 años de su natalicio y 64 años de su fallecimiento, la Congregación de los Sagrados Corazones iniciará el proceso para que finalmente la Iglesia reconozca su santidad y lo declare beato, sumándose así al esfuerzo que se hace respecto del padre Esteban Gumucio. / APN

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