Hermandad y renovación espiritual marcan el retiro anual de los hermanos de los Sagrados Corazones

Entre el 7 y el 12 de octubre, los hermanos SSCC se reunieron en el Santuario de Santa Teresa de Los Andes para vivir su retiro espiritual anual. La instancia destacó por la profundidad del silencio, la oración y el reencuentro personal con la misión religiosa que los convoca.

Este retiro espiritual, organizado por la Comisión de Formación Permanente de la provincia y liderado por los hermanos Erwin Harnisch sscc, Alex Vigueras sscc y René Cabezón sscc, fue un espacio de renovación del compromiso vocacional. La reflexión giró en torno a los escritos y el testimonio de Pablo Fontaine, cuya vida, dedicada al seguimiento de Jesús, sirvió como inspiración para los asistentes.

Erwin Harnisch destacó el impacto que esta experiencia tuvo en su vida espiritual y personal: “Sentí un llamado fuerte, como el fuego del Espíritu que quema desde el interior, desde los huesos mismos, a no claudicar en la consagración de mi vida al servicio de Cristo, la Iglesia y nuestro mundo hoy”. En este encuentro, redescubrió la importancia de profundizar en la oración, la adoración y el silencio contemplativo, renovando su deseo de “estar con Él, especialmente en mayor tiempo de oración y soledad”.

Además, Erwin valoró la colaboración con sus compañeros en la organización del retiro: “Ha sido una experiencia muy positiva preparar y animar este retiro junto con Alex y René. Nos complementamos muy bien, cada uno en su estilo”, señaló, subrayando la armonía del trabajo en equipo.

A pesar de que la congregación enfrenta la realidad de una disminución en el número de hermanos, el retiro se vivió con un profundo sentido de comunión, tanto entre los presentes como con aquellos que ya partieron. “Es verdad que cada año somos menos hermanos, sin embargo, lo vivimos muy en comunión con los hermanos que nos han precedido e interceden por nosotros desde lo alto. Jesús camina con nosotros hasta el fin de la historia”, expresó Erwin, reflejando el espíritu fraterno que impregnó toda la experiencia.

El ambiente del retiro fue valorado como profundamente orante y comunitario. Esta instancia permitió a cada hermano renovar su misión y seguir adelante con entusiasmo, conscientes de que el Espíritu sigue actuando en sus vidas.

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