El Documento Final del Sínodo de la Sinodalidad, entre otros puntos clave, resalta el papel fundamental de los jóvenes y su participación activa en la vida de la Iglesia. Esto es relevante para nuestra congregación que en el 40° Capítulo General concluido en Roma un mes antes, señaló indicaciones pastorales para asumir una verdadera opción por los jóvenes. Es un hecho de sincronía importante.
El documento sinodal publicado en italiano el pasado sábado 26 de octubre (por ahora todas las versiones en español no son oficiales), en el numeral 46, enfatiza que “la Iglesia necesita la energía, la creatividad y el compromiso de los jóvenes para enfrentar los desafíos del presente y del futuro”. Este llamado es un reconocimiento del protagonismo de las nuevas generaciones, que muchas veces se sienten alejadas de las estructuras eclesiásticas. La propuesta busca incorporar sus voces y perspectivas para revitalizar la acción pastoral y abrir nuevos caminos de evangelización adaptados a los tiempos actuales, abordan los padres y madres sinodales.
Los jóvenes, según se expresa en este documento, son vistos como agentes fundamentales del cambio dentro de la Iglesia. Se destaca que su capacidad para desafiar el statu quo y aportar ideas frescas es imprescindible para renovar las estructuras y la dinámica de la comunidad eclesial.
Entre tanto, según nuestro 40º Capítulo General , “hemos preguntado: ¿qué podemos recibir y qué podemos ofrecer en nuestro contacto con los jóvenes?” Y se responde: “queremos hacer como Congregación para los próximos seis años una decidida opción por los jóvenes”, que tiene dos alcances: “entrar en un diálogo evangelizador a través del encuentro con ellos, de conocimiento e interpelación mutua”, y “estar más con los jóvenes, salir a su encuentro allí donde están, escucharlos más, aprender de ellos y dejarnos transformar”.
El Sínodo al reconocer el potencial de los jóvenes, dice que la Iglesia busca no solo integrarlos como miembros pasivos, sino como verdaderos protagonistas en la misión de la fe. Esto se traduce en un esfuerzo consciente por incluirlos en los procesos de toma de decisiones y en los espacios donde se definen las prioridades pastorales.
Añade que esta apertura es esencial para superar la desconexión generacional que muchas veces existe y para lograr que la Iglesia sea un lugar donde los jóvenes puedan sentirse acogidos y comprendidos.
Además, el documento subraya que la evangelización del futuro dependerá en gran medida de la capacidad de la Iglesia para acompañar a los jóvenes en sus desafíos contemporáneos. La juventud enfrenta problemáticas muy concretas: precariedad laboral, crisis ambientales, discriminación y falta de oportunidades.
En ese contexto descrito por los padres y madres sinodales, la Congregación validó en su Capítulo General último diferentes caminos, “desde la oración y el trabajo de cada hermano, la organización de cada comunidad local, las presencias y ministerios entre los jóvenes, los planes de nuestras Comunidades Mayores y, finalmente, toda la Congregación”, indica el documento de la Congregfación.
Siguiendo en estas coincidencias, vemos que el Sínodo, concluido el fin de semana pasado, insta a la Iglesia a responder a estas realidades de manera concreta, creando espacios de encuentro y formación que no solo aborden aspectos espirituales, sino también sociales y personales. De este modo, los jóvenes pueden encontrar en la Iglesia un aliado comprometido con su bienestar integral, lo cual es clave para su fidelidad y compromiso a largo plazo.
El compromiso de la Iglesia hacia los jóvenes también se manifiesta en la importancia de un lenguaje y una pastoral que sea cercana y comprensible formula el Sínodo.
Y ante una de las decisiones clave de los SSCC respecto de los jóvenes que indica que el Gobierno General evaluará la “presencia y nuestro trabajo pastoral entre los jóvenes a la luz de las orientaciones propuestas en el documento Conversión Pastoral y misionera. Nuevos Caminos de Emaús”, el Documento Final del Sínodo enfatiza que es necesario adoptar métodos de comunicación y de participación que resuenen con las nuevas generaciones, que están profundamente marcadas por el lenguaje digital y los cambios culturales acelerados.
Añade que la Iglesia está llamada a ser creativa y a actualizar sus métodos, utilizando herramientas tecnológicas y plataformas sociales para llegar allí donde los jóvenes se encuentran. Solo así se podrá construir una comunidad viva y relevante, donde cada joven pueda sentir que su voz importa y que sus inquietudes son atendidas con respeto y empatía.
El Documento Final del Sínodo sobre la sinodalidad, recién publicado por el Vaticano, representa un importante hito para la Iglesia en su camino de escucha y transformación. También aborda importantes temas como el rol y protagonismo de las mujeres, la comunidad LGTBIQ+, y el clericalismo y la autoridad en la iglesia, entre otros que se irán analizando a medida que el documento se conozca. / APN
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