El obispo Ricardo Morales, fue uno de los representantes de la Iglesia chilena en la XVI Asamblea General del Sínodo, a partir de este rol reflexiona sobre los desafíos y sueños del proceso sinodal, subrayando la importancia de la participación, el discernimiento comunitario y la acción del Espíritu Santo como guía en este camino.
“La sinodalidad es esencial para nuestra Iglesia; no es solo un método, sino una forma de ser y caminar juntos como Pueblo de Dios”. Con estas palabras, el obispo de Copiapó, Ricardo Morales, destacó la relevancia de este proceso transformador, luego de su participación en la XVI Asamblea General del Sínodo, celebrada en octubre de 2024.
El obispo, quien asumió el desafío de representar los sueños de la Iglesia en Chile en esta asamblea, explicó que este camino sinodal implica una profunda transformación eclesial. “El proceso iniciado con el sínodo, partiendo desde una consulta hecha en las iglesias locales, implica de por sí una manera distinta de juntos realizar un discernimiento respecto a lo que Dios nos pide para este tercer milenio”, señaló.
Un proceso que no se agota
Uno de los grandes desafíos del proceso sinodal es garantizar su continuidad y evitar que quede como un evento aislado. El obispo subrayó que la sinodalidad representa un cambio permanente en la forma de vivir y entender la Iglesia. “No podemos hablar de un proceso que se agota, más bien de un proceso que se inicia, de un caminar juntos en una manera de entender la Iglesia como la Iglesia es”, afirmó. (ver nota completa)