Sergio Pérez de Arce sscc, arzobispo de Concepción, reflexiona sobre los desafíos, oportunidades y experiencias vividas en su nueva misión pastoral. Desde su perspectiva como hermano de los Sagrados Corazones, comparte su visión de una Iglesia que combina vitalidad y fragilidades, en un contexto de profundas transformaciones sociales y eclesiales.
“Me he encontrado con una Iglesia Viva”
Asumí como arzobispo en Concepción el sábado 7 de julio. Casi dos meses antes, el Nuncio me había comunicado el nombramiento en la Nunciatura. Y desde ese momento, comenzó un tiempo muy intenso: comunicar la noticia en Chillán, cerrar y traspasar procesos pastorales, celebraciones de despedida, comenzar a imaginarse los nuevos desafíos en Concepción, recibir algunas primeras informaciones de la nueva diócesis, etc. Emociones muy hondas, donde ha primado la gratitud a Dios por los casi seis años en Ñuble, aprendiendo a ser pastor de una Iglesia humilde y comprometida en la misión. (ver testimonio completo)